Capítulo XXV

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El tiempo corría y el movimiento y las revoluciones seguían. En ese lapso de tiempo, mientras estaba en la celda me ponía a escribir poemas, era un buen entretenimiento, algo que me gustaba bastante, todas las semanas Lucero y Moisés me iban a visitar y me llevaban la cartas que me escribían Alizza y Henry, me ponía nostálgico cuando las leía; extrañaba el hospital y mis amigos.

Quien era, era ese que sufría,

Quien quise ser, era ese que llamando a la muerte vivía.

Quien era, era ese que lloraba,

Y ese que lloraba a veces quería sonreír.

Quien era tenía bestias que le asustaban.

Quien era fue abandonado por sus padres biológicos.

Quien soy, es ese que sonríe.

Quien soy es ese que quiere cambiar al mundo.

Quien soy es ese que añora cambiar el pensamiento de la sociedad.

Quien soy, está loco y ve cosas.

Pero quien soy aprovecha sus locuras y lo que muchos llaman fallos para ayudar a los demás, porque quien soy ya no es más un intento fallido de suicidio.

Aquel día la musa me ahorcaba, aquel día escribí ese poema; amaba hacerlo, me gustaba, y cuando lo hice fue que me di cuenta de la manera en la que cambiaría a las personas.

Inocentes encerrados, gatitos enjaulados.

Criminales libres, leones con furia.

Ancianos de pie, jóvenes sentados.

¿Por qué todo está de cabeza? Siempre me he preguntado.

Para todos yo estoy enfermo, yo lo llamo un gran poder.

Para unos el pasado cruel te invita a por siempre sufrir, para mí el pasado es sinónimo de seguir.

Lo digo porque algún día ese pasado me hizo sufrir, y ahora conozco las maneras de ser feliz.

Unos sufren y otros se burlan pensando que están bien cuando en realidad no es así.

Unos tienen sus bestias y otros crean otras bestias para ellos sin saber que ya es suficiente con las que tienen, me pregunto ¿Por qué el mundo está al revés?

Otra vez fui noqueado por la inspiración, y ese poema expresó tantas cosas que pensaba y que tenía adentro, y entre más cosas me sucedían, más poemas escribía, era algo que comenzaba a amar, demasiado, en realidad, la mayor parte del tiempo me la pasaba escribiendo muchos poemas sobre cualquier cosa.

—Aquí, aquí, aquí. — Eco, eco, eco. Mucho eco —. Volví, ¿ahora escribes poemas? Oh, qué tiernos.

— ¿Qué quieres? — le pregunté sonando valiente —. ¿Sabes algo? Hace mucho no eres parte de mí, tus pensamientos ya no son los míos, y jamás volverán a serlo, hace mucho soy una fusión, hace mucho soy yo, y jamás volveré a ser tú, ya jamás serás parte de mi mente.

—Pero si soy parte de tu mente... ¿Si no como me alucinas?

—Eras parte de mi mente, porque ya no eres Richard, eres una simple sombra en comparación de mi ángel, ¿cierto? — Pude ver alas moviéndose.

— ¿y él quién es? — preguntó.

—Se llama Ganas de vivir, y es a quien más temes querido Ganas de morir.

CATARSIS: La vida es un cúmulo de crueles recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora