Capítulo XXVII

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Abrí mis ojos con lentitud, miré hacia todos lados, aún seguí en el hospital. Suspiré, ¿qué había pasado? Me preguntaba, sólo me acordaba de una canción. Esa canción se paseaba y sonaba una y otra vez por mi mente. La habitación estaba vacía, había un inquietante silencio.

Como pude me puse en pie y salí a recorrer los pasillos del hospital, tratando de recordar todo lo que estaba pasando, caminaba por los lugares que recordaba cuando estaba ahí, pero algo, no sabía, me llevaba hacia otro lugar, caminé por un pasillo, recordaba que había pasado por ahí, y de nuevo lo sentí, sentí ese extraño escalofrío que sentí cuando estuve cerca de aquella puerta, sabía que mis sueños, lo que escuchaba acerca de una puerta, era esta, de eso no tenía duda alguna, pero...¿qué había ahí? Era lo único que quería saber, y ¿por qué estaba relacionado conmigo? Puse mis manos en la madera de la puerta, quería abrirla y entrar para quitarme la incertidumbre, quería saber qué o quién se escondía detrás de la puerta, y no sabía por qué sentía esa sensación tan extraña al acércame a ese lugar.

Mi mano temblaba, puse la mano en la perilla, la giré, no se abrió, estaba con seguro, estaba con llave, traté de abrirla con más fuerza, pero no logré hacerlo, era imposible sin tener la llave. Escuché voces, no, no eran voces, eran susurros, yo comencé a hablar con esos susurros que no decían nada. No sabía que estaba pasando, decidí rendirme, sabía que no podría abrir esa puerta.

Caminé por los pasillos hasta llegar donde estaban unas cómodas bancas que se hallaban ubicadas en el centro de un jardín, me senté ahí a meditar un rato, pero antes que pudiera viajar al mundo de los pensamientos escuché pisadas, provenían del pasillo; alguien venía, levanté la mirada para lograr ver de quién se trataba. Mis pupilas se dilataron y mi corazón dio un salto. Moisés y Henry llevaban una pancarta en sus manos que decía ¡Bienvenido Richard! Te extrañábamos... Llevaban globos, lanzaban confeti... Sonreí, no sabía qué decir; también estaba ahí Lucero y Alizza, otros internos que conocía, y una chica estaba al lado de Alizza, probablemente era la muchacha de la que hablaba Alizza en su carta. Tenía un rostro delicado, fileño, su tez blanca se veía muy limpia, sus ojos oscuros se perdían en las ojeras que tenía, sin embargo, era una chica muy hermosa, su cabello negro y lacio era bastante largo; brillante. Me pregunté qué enfermedad tendría. Tenía ganas de conocerla, a ella y a su historia. Pero, mi corazón latía rápido, muy rápido. Estaba emocionado, jamás alguien me había hecho algo así, bueno, seguramente eso era porque nunca me había ido y había vuelto, pero la emoción era grande. Me levanté y caminé boquiabierto hacia donde estaban ellos gritando y salvando. Una lágrima se deslizó por mi mejilla derecha, era un lindo sentimiento.

Solté una carcajada y sequé la lágrima que había creado un camino húmedo en mi rostro, ¡Bienvenido Richard! Te extrañábamos. No podía para de leerlo, al fin y al cabo sí tenía personas esperándome al llegar a casa. Creo que siempre las había tenido, sólo que por mi aislamiento jamás me había dado cuenta.

Alizza y Henry se lanzaron ante mí, fui nuevamente asfixiado por su abrazo, pero esta vez, yo estaba en el suelo, y ellos se tenían sus cuerpos sobre el mío. Mi rostro miraba sonriente el suyo. Emociones inolvidables. Ambos se levantaron y me ayudaron a levantar, nos devolvimos por el mismo pasillo por donde había entrado y otra vez estuve cerca de la puerta, y una vez más logré escuchar esos susurros, y nuevamente respondí a sus susurros, ¿qué había allí?

— ¿Qué o quién está detrás de esa puerta? — Me atreví a preguntar.

—No lo sé...De hecho, creo que nunca la había notado — dijo Alizza mientras caminaba en pos de la multitud.

— ¿No es esa la puerta que tratabas de abrir cuando te conocí? — preguntó Henry.

—Sí... Es que... — Mi corazón volvió a brincar. Me paralicé al ver lo que tenía enfrente: Globos, comida, pastel, pastelillo.

CATARSIS: La vida es un cúmulo de crueles recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora