Capítulo 2

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Repaso mi atuendo antes de bajar las escaleras, luzco normal. Por primera vez en la semana me percaté de que mi cabello ya es más verde que azul y que las raíces negras contrastan bastante. También creo que he adelgazado, mi piel se ve pálida, pues no he salido ni al jardín. Esas cosas podrían ser algo normal, no llamarían la atención si no supieran lo que ha pasado.

Sofía es una gran admiradora de Coldplay por lo que no me parece extraño escucharla tocar The Scientist mientras canta con voz suave. Es como una encantadora de serpientes, consigue que baje los escalones sin ser consciente de que lo hice hasta que estoy abajo. Los ojos de Mike se detienen en mí, sonríe con aprobación. Me aseguro de que mi cabello esté bien sujeto a la coleta baja y aliso la blusa antes de atreverme a dar un paso más hacia la sala. Permanezco en un rincón, donde solamente Mike me ve, y termino de escuchar la tierna canción; sin embargo, cuando Sofía acaba no reúno el valor necesario para salir de mi escondite.

—Ahí estás —me señala Nidia—. ¿Apoco no fue hermoso?

Observo el costoso suelo, que simula madera, y asiento discretamente, no estoy lista para esto.

Creo que podría soportar la lástima de Mina o Sofía, pero no de Aura. Es ella la primera mujer que significó tanto para Dimas, no quiero que me mire con pena, quiero ser normal.

—Hola, Cris —saluda Minerva.

—¿Tienes hambre? Trajimos algo para comer —añade Sofía.

Mike se acerca y me permite tomarlo del brazo.

—¿Qué dices? —pregunta—. Compraron esa horrorosa comida llamada sushi.

—No es horrorosa —defiende Nidia—. Lo que pasa es que no sabes apreciar la buena comida.

Los escucho reír, pero sólo me atrevo a mirar a Mike.

—También trajimos tu maleta y las guitarras —comenta Minerva.

Entonces las miro... ¿Por qué han hecho eso? ¿Dimas sacó mis cosas de la habitación? ¿Ya no me quieren en Gray?

—Consideramos que podrías querer algo de lo que estaba ahí —me susurra Mike—. No significa nada más que eso.

—Pero...

Mi maleta descansa al lado del piano al igual que los estuches de mis dos guitarras Fender, el maletín con mi laptop y mi vieja mochila negra.

Ya no queda nada mío en la habitación con Dimas.

—Cristal... No es nada de lo que estás pensando —dice con cierta precaución Minerva—. Nidia nos comentó que no tenías mucha ropa aquí.

Eso es verdad, pero...

¿Y si Dimas me olvida? ¿Y si ya me olvidó?

—¿Comemos? —pregunta Aura.

La Melodía de Cristal 2: Fénix 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora