Capítulo 7

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—¡Cristal!

Henrik corre hacia mí sin darme un segundo para hesitar. Me envuelve en un fuerte abrazo que termina por elevarme por los aires. Me siento una muñeca de papel entre sus brazos, como si en cualquier momento podría salir volando por la ventana.

—¡Estás preciosa!

Henrik vuelve a abrazarme antes de permitir que los demás se acerquen a saludar o si quiera hablar; de todas formas, sólo quería agradecerle.

MalaVentura, Gray y The Witcher están amontonados en el mismo camerino. El aire acondicionado trabaja a marcha forzada para lograr enfriar el sitio.

Gigi y Berenice comentan que mi cabello tiene personalidad, que ya quisieran que el suyo se viera así cuando está desteñido. Toni no me abraza porque Mimo lo detiene, se limitan a decirme lo mucho que me han extrañado.

Paolo me saluda con una sonrisa sincera, Nicolás dice que me ha extrañado con un misterioso rubor en las mejillas, Mina y Gabriel me recuerdan que tengo todo el tiempo del mundo para decidir qué quiero hacer y Eric me abraza sin importarle empujar a Henrik para hacerlo.

La colonia que usa el esposo de Aura es muy diferente a la que suele llevar Dimas, pero su cuerpo es igual de firme; puede hacer sonrojar a cualquier incauta que se vea en mi posición envuelta entre sus brazos. No sé donde colocar las manos, ¡todo me parece zona prohibida! Debo verme chistosa con los brazos en alto sin saber qué hacer.

—Recuerdo cuando creía que Aura era afortunada por poder tener un trío si quisiera —comenta Berenice. Aura suelta un chillido de vergüenza—, pero me equivoqué... Cristal podría tener una orgía si incluimos a Henrik.

—¡Berenice! —rugen varias voces al mismo tiempo.

—¿Qué? —inquiere la pelirroja con inocencia—. ¿Te ha incomodado lo que dije?

Niego bajo la atenta mirada de preocupación de Eric. Tal vez no me cree, ni nadie más, pero la verdad es que no he sentido los deseos desesperados por esconderme bajo la tierra por un comentario así. Es refrescante que alguien sea espontáneo a pesar de lo que saben de mí.

—En serio, estoy bien.

—¿Ven? —la pelirroja me hace un guiño.

Nadie me mira con pena o como si debieran repararme con algún pegamento mágico, es como si nada hubiera sucedido. Toni empieza a hablar sobre la presentación de la noche anterior, pronto dejo de ser el centro de atención; regresan a la normalidad.

Mike tenía razón. He conseguido amigos que me quieren y se preocupan por mí, muchos más de los que creí tendría en mi vida.

—Me pondré celoso.

La voz de Dimas me sobresalta. Eric percibe el casi imperceptible salto que solté, así que se aparta con una media sonrisa triunfal.

—¿Tú, Dimas? ¿Celoso? No, imposible... Y a todo esto, te fuiste con mi esposa y no te dije nada, ¿o sí?

La Melodía de Cristal 2: Fénix 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora