Fénix es la quinta parte de la saga Melodías; sin embargo, se puede leer como una historia independiente.
El orden correcto para leer la saga sin terminar con spoilers es:
1. La Melodía de Aura I: Preludio
2. La Melodía de Aura II: Obsidiana
3. La M...
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Let me be your everlasting light
I'll hold and never scold
In me you can confide
When no one's by your side
Let me be your everlasting light
Everlasting light — The Black Keys
☆★☆
¿Qué me está pasando? Me enojó tanto que trataran mal a Dimas, cuando sé lo inseguro que le hace sentir el tema de Eric, que no pude contenerme.
He soportado muchas cosas por miedo a hablar, empiezo a cansarme de eso.
Por unos minutos fui esa Camila que puede enseñar una canción a miles de personas para que canten conmigo, no la insegura Cristal que prefiere permanecer callada. Es complicado unir esas personalidades ambivalentes.
Me coloco los audífonos a todo volumen para callar los murmullos que me llegan provenientes de la planta baja del pent-house. No debí dejar a Dimas solo, pero si continuaba más tiempo habría pedido disculpas.
Tonta, tonta.
Henrik me pasó una de sus listas musicales, por alguna extrañísima razón, no está llena de canciones relacionadas con Jack White. Por el contrario, hay varias de The Black Keys. Cierro los ojos sumergida en la compleja labor de desenmarañar la parte de la guitarra. Es mejor pensar en música, no en que tal vez metí en un grave problema a Dimas. Si decide dejar Gray me iré con él, veré cómo enfrentarme a la demanda sin la ayuda de Mike, no abandonaré a Dimas en algo así.
Obviamente, no puedo apartar aquello de mi mente.
Abro los ojos al sentir que retiran uno de los audífonos de mis oídos, encuentro a Dimas recostándose a mi lado. Recarga la cabeza en mi hombro sin hablar y continuamos por un rato con la variada selección musical de Henrik.
—¿Qué pasó? —inquiero después de varias canciones—. ¿Es muy grave?
Dimas reproduce de nuevo las canciones desde mi celular, pero baja al volumen por lo que ya no quedaremos sordos de un oído antes de los treinta años.
—No.
—¿Es todo lo que dirás?
Sonríe y asiente.
—¿Qué? —suspiro—. Dime si lo he arruinado, ¡te juro que no sé que me ha pasado!
—¿Estabas anonadada con mi presencia? —Enarca una ceja—. ¿No reconociste a Eric hasta el tercer video?
