Capítulo 1 - Tío

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Ainhoa acaba de volver a casa tras un largo día de clases, en qué momento decidió meterse en un grado de farmacia si la química nunca se le dio bien? Pero bueno, nada de eso le preocupa lo más mínimo cuando llega a casa y ve a su padre sonriente.

- Hola, preciosa -la saluda Álvaro dándole un fortísimo abrazo- qué tal todo?

- Pfff te miento o no es necesario? -responde irónicamente la joven- y tú qué haces con esa cara?

- No puedo ser feliz?

- Sí, claro, pero por qué? -ríe Ainhoa

- Necesito un motivo para ello? -pregunta irónicamente el padre

- Sí, nunca te había visto así, papá -explica la hija- parece que la sonrisa te va a dar la vuelta a la cara

- Bueno, vale, hay algo -confiesa Álvaro- pero espera a que vengan el tete y mamá, vale?

- Claro

Mireya y Pablo llegan en un par de horas y es al fin cuando la familia se reúne en el salón para descubrir por qué Álvaro está de tan buen humor en el día de hoy.

- Y bien? -se atreve a preguntar Mireya a su marido

- Vale, como ya sabéis, tengo un hermano al que hace años que no veo porque se fue de casa por x razones y todo eso...

- Raoul, no? -pregunta Pablo

- Muy bien, pues resulta que lo he encontrado por Facebook, hemos estado hablando y... quiero que lo conozcáis -afirma el de los ojos azules

- Qué? Y por qué ahora? -pregunta sin entender nada Ainhoa

- Hace unos meses que le han hecho el trasplante

- Y qué? Al fin y al cabo es su culpa que sus pulmones estuvieran jodidos, no? -se indigna Pablo- que lo hubiera pensado antes de convertirse en fumador compulsivo

- Pablo! -lo riñe su madre

- Y si te digo que no es así? -contraataca Álvaro

- Y qué le pasó entonces? -pregunta con curiosidad Ainhoa

- Quiero que os lo cuente él -responde Álvaro con una sonrisa- hemos quedado mañana, arreglaos un poquito

Álvaro sale del salón dejando a su familia sin saber muy bien cómo actuar.

- Mamá, qué vamos a hacer? -pregunta la hija

- Pues conocer a Raoul, no? -responde sonriente Mireya

Esa noche, Ainhoa no puede dormir. Qué secreto esconde su tío para que su padre no quiera contárselo? Quién es Raoul? Cuál es su historia? El hecho de saber que en un par de horas todas sus preguntas van a tener respuesta, hace que sienta fuegos artificiales en su estómago. Y finalmente, se duerme.

- Qué crees que será lo del tío? -le pregunta Pablo a la mañana siguiente mientras desayunan

A Ainhoa le sorprende la curiosidad que muestra su hermano, pues es ella quien suele llevarse el título de curiosa de la familia. Así que si Pablo está así, ya os podéis hacer una idea de cómo está ella.

- No sé, llevo toda la noche pensando en las posibilidades y cada cual es menos probable que la anterior -confiesa la chica

- Quizás lo mejor será esperar a que sea él quien nos lo diga -sentencia su hermano mayor

- Sí, supongo -se encoge de hombros una cansada Ainhoa- ahora vamos a clase que llegaremos tarde

Los hermanos hacen lo propio y se dirigen a clase, donde pasan gran parte del día. Ni siquiera las clases hacen que Ainhoa pueda evadirse del tema, pues entre explicaciones, que no se va a molestar en escuchar, no deja de pensar en Raoul. El día pasa mucho más lento de lo normal, que ya es decir. Pero al fin ha llegado el momento, en menos de media hora han quedado con Raoul en la cafetería de la esquina de la calle, así que Álvaro ya les pone prisa para que se arreglen.

- No quiero que le incomodeis -ordena Álvaro una vez ya en la cafetería- dejad que se explique, dadle espacio... tú, Pablo, no le des dos besos que estás resfriado, mejor tiéndele la mano

- Madre mía, es solo un resfriado -se queja el chico

- Y a él le acaban de poner esos pulmones, un resfriado común puede cargárselo -sentencia Álvaro- este tipo de impertinencias son las que tenéis que evitar

- Perdón -se disculpa Pablo

Unos minutos después, la puerta de la cafetería se abre dejando pasar a dos chicos de unos cuarenta años, uno rubio y otro moreno. Y Álvaro reconocería esos ojos miel en cualquier circunstancia, así que no tarda nada en levantarse de la silla y darle un abrazo, asegurándose de no presionar mucho el cuerpecito del chico rubio.

- Tete! Madre mía, estás cambiadisimo -dice el de ojos azules- cuando te fuiste eras un crío y mírate ahora

- Han pasado muchas cosas en estos años -le sonríe Raoul- muchas gracias por venir

- Ni me las des -le sonríe Álvaro sin creerse que veinte años después, su hermano haya vuelto a su lado

Álvaro guía a los dos chicos a la mesa en la que está esperando su familia.

- Bueno, Raoul, esta es mi mujer, Mireya -empieza Álvaro

La rubia se levanta y le da dos besos.

- Mi hijo, Pablo

Raoul se dispone a darle dos besos pero el joven le tiende la mano en su lugar, como le ha indicado su padre hace unos segundos.

- Es que está resfriado -le justifica su hermano- y ella es Ainhoa, mi hija

Los ojos ámbar de la niña conectan con los de su tío. Ainhoa siempre había maldecido su color de ojos. Teniendo dos padres y un hermano con unos preciosos ojos azules, no entendía de dónde habían salido los suyos. Ahora empieza a hacerse una idea, quizás es obra del destino que, tan caprichoso como es, quería que Raoul y ella tuvieran un vínculo tan especial como su característico color de ojos. Lo que no sabe es que después del día de hoy, no volverá a querer tener el mar revoltoso de sus padres en la mirada, pudiendo tener la dulzura de la miel que representa a su tío.

FLAMES (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora