Capítulo 23 - Pulmones

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Actualidad

- Le perdonaste tan fácilmente? -se sorprende Ainhoa

- Ainhoa! -la riñe Álvaro

- Sí -responde Raoul ignorando a su hermano

- No es necesario que me contestéis si es muy personal -se cura en salud la joven frente la mirada desafiante de su padre- pero por qué?

- A ver, Ainhoa... -interviene Raoul pensando en la mejor forma de hacerse entender- habíamos pasado por demasiadas cosas como para mandarlo todo a la mierda y además cuando vives con la incertidumbre de no saber cuánto tiempo te queda, evitas los problemas innecesarios -se sincera el rubio- porque sí, estaba muy jodido con todo lo que pasó, pero él me había sabido levantar cuando estaba mal y ahora era él quien me necesitaba a mí y yo... tampoco lo supe ver

- Pero eso no justifica nada de lo que hice, mi amor -defiende el canario con el dolor y la vergüenza aún reflejada en sus ojos

- Bueno, dejemos el tema ya que eso está más que olvidado -pide Raoul dejando un suave beso en los labios del canario para tranquilizarlo, pues lo estaba mirando con gran incertidumbre

- Y nos puedes contar algo del trasplante? -pregunta con interés Pablo

- Sí, claro, de hecho fue curioso porque llegó como un auténtico milagro...

30 de Agosto de 2018

Raoul se ha levantado especialmente mal el día de hoy. Bueno, directamente es que ni siquiera ha podido levantarse de la cama. Un agudo dolor que se intensifica con el paso del tiempo se le ha instalado el pecho y parece no querer irse.

- Ey, estás mejor? -le pregunta Agoney acostandose junto a él en la cama y acariciándole la cabeza

Raoul se limita a negar con la cabeza, pues no se ve con fuerzas ni de responder con palabras.

- Vale, voy a avisar a Juanan de que no voy a ir hoy

- Por qué? -articula a duras penas y agonizando el rubio

- Porque no puedes quedarte solo estando así y no malgastes más fuerzas intentando convencerme de lo contrario porque no te va a servir de nada -ríe Agoney viendo las intenciones de su marido

Pero Raoul no se ríe y eso preocupa profundamente a Agoney, porque Raoul se ríe de todo.

Pasan toda la mañana acurrucados en la cama. Raoul durmiendo intermitentemente entre quejidos y Agoney intentando calmarlo.

- Echo de menos a Freddie -dice de repente el rubio

El pequeño felino les abandonó dos años atrás con sus ya largos 17 años de vida. Contra todo pronóstico, aún llevando más años junto al canario, fue Raoul quien lloró más su pérdida. Al fin y al cabo fueron fieles compañeros durante años en la espera de que llegase Agoney de trabajar.

- Yo también -confiesa el moreno

- Creo que voy a ir a verle ya, Ago

El canario se incorpora en la cama mirando con seriedad a su marido.

- Raoul, no digas eso ni de coña -se indigna Agoney

- Lo digo en serio, mi amor, hasta aquí he llegado -sonríe falto de fuerzas el catalán- muchas gracias por todo, de verdad, me has dado la vida

- Ni puta gracia, en serio -se preocupa el canario- cómo no vas a poder con esto? Tú puedes con todo lo que te echen, has salido de todo hasta ahora, no?

- Quizás por eso ya no puedo más -Raoul acuna la cara de Agoney con sus manos y acaricia sus mejillas- quiero vivir, Ago, de verdad que quiero... pero mi cuerpo no puede más

Agoney está a punto de rebatir a Raoul cuando el móvil del menor empieza a sonar. Con una mirada del rubio, Agoney entiende que le está pidiendo que conteste por él.

- Diga?

- Raoul Vázquez?

- No, soy su marido -explica Agoney- quién llama?

- Le llamamos para comunicarle que tenemos disponibles unos pulmones para Raoul -informa la mujer al otro lado de la línea- podrían acudir en menos de diez minutos a l'Hospital Clínic de Barcelona?

Al oír las palabras "pulmones disponibles" el corazón de Agoney da un vuelco. Tanto tiempo esperando este momento y ahora le parece demasiado bueno para ser cierto.

- Vivimos en Montgat, así que lo veo un poco difícil -argumenta el canario

- Vale, como es un paciente grave, podemos recurrir a un transporte vía helicóptero -sugiere la mujer

- Perfecto, muchas gracias, nos vemos ahora

Agoney cuelga el teléfono y las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos.

- Qué ha pasado? -pregunta Raoul sin comprender nada

- Recuerdas cuando te dije que me hubiese encantado llevarte a Adeje a que probaras los viajes en helicóptero? -dice Agoney sin poder ocultar la sonrisa

- Sí -afirma Raoul extrañado

- Pues vamos a hacer ese viaje en helicóptero ahora -le comunica el moreno ayudándole a levantarse de la cama

- Qué?

- Que tienes unos pulmones esperándote, cariño -las lágrimas vuelven a empaparle la sonrisa- que se va a acabar esta pesadilla

Y a las lágrimas del canario, le siguen las del rubio.

- Dios, menos mal porque estos -afirma posando su mano sobre el pecho- te digo que ya no pueden más

- Ya está, Raoul, ya está -le abraza el canario

El viaje en helicóptero se resume en nerviosismo y silencio. Puede que no haya llegado ni a los diez minutos de trayecto pero lo viven como si fueran horas y horas.

- Buenas, señor Vázquez -le saluda el médico cuando se adentran en el centro de salud- antes de nada tenemos que hacerle unas pruebas, pero tranquilo que acabamos enseguida

- Acabemos cuanto antes, por favor -suplica el rubio agarrándose el pecho

El médico se lleva al catalán y el canario se queda en la sala de espera con la sensación de que quien necesita un trasplante es él, pero de corazón. Pasan unos cuantos minutos hasta que llegan nuevas noticias del interior de la sala.

- Señor Hernández! -le llama el médico- vamos a llevarnos a Raoul a quirófano, por si quiere decirle algo antes

- Ya?

- Sí, es que le hemos hecho unas pruebas y tiene un nivel de oxígeno en el cuerpo de 70

- Y que pasa?

- Que lo normal es tenerlo de 90 -informa el médico- hay que actuar cuanto antes

- Joder...

Agoney entra en la sala y ve a un Raoul ya uniformado con la típica bata de hospital y postrado en la cama preparado para la operación.

- Saldrás de esta, Raoul, vale? -se intenta convencer más a sí mismo que al rubio- y me da igual ni aunque veas a Freddie como si ves a tu padre también, les saludas y te vuelves, está claro? No te vayas, por favor -empieza a llorar

- No me voy, Ago, no te vas a librar tan fácilmente de mí -hace un esfuerzo por dedicarle una sonrisa a su marido por si es la última imagen que puede conservar de él

- Te amo, nos vemos en unas horas -afirma Agoney

- No sé si aguantaré tanto sin ti -bromea el catalán- y yo también te amo

Los enfermeros empiezan a llevarse ya al rubio, pero Agoney sigue dándole vueltas a la última frase.

- Raoul! -le llama desde la distancia- no vas a tener que aguantar sin mí ni un solo minuto... sabes por qué?

- Porque somos eternos, mi vida! -oye desde la distancia

Y, para variar, su cara vuelve a quedar completamente empapada por sus propias lágrimas.

FLAMES (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora