Capítulo 7 - Ojalá

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10 de Junio de 2002

Cuando Agoney despierta se encuentra en la habitación de un hospital. Lo último que recuerda es estar rodeado por las llamas en el segundo piso del almacén... puede que a Raoul también, aunque no está seguro.

- Dios mío, qué bien -lo abraza Raoul- casi me da algo

- Qué pasó? -pregunta el canario- recuerdo estar en el suelo sin poder moverme ni respirar rodeado de fuego

- Da igual, Ago, lo importante es que estás bien -afirma Raoul

- Co...como salí del incendio?

- Eso no importa, Ago

- Raoul, me sacaste tú? -pregunta Agoney queriendo confirmar sus sospechas

- Pues sí, pero no...

- Pollito, me salvaste la vida -afirma Agoney- no solo me la das sino que ahora me la salvas también... yo... Dios, te quiero tanto

- Lo he pasado muy mal -confiesa el rubio- pensaba que no salíamos de esta, que tú te habías ido porque no me contestabas o que mis piernas no aguantaban más y nos íbamos a quedar los dos ahí tirados siendo consumidos por las llamas... no sé, Ago, ha sido la peor sensación de mi vida

- Pero tú estás bien? -se preocupa Agoney

- Sí, sí -afirma el catalán- y ahora contigo aquí mucho mejor

- Qué bobo -ríe el canario

- A todo esto -Raoul coge la mano de Agoney y la acuna entre las suyas- quieres salir conmigo?

- Qué? -se sorprende el moreno

- Que si quieres que seamos novios -explica con una sonrisa Raoul

- Y esto?

- En el incendio te prometí que te pediría salir si lograbas sobrevivir -recuerda el rubio con una tímida sonrisa- yo soy un hombre de palabra... y además no quiero volver a separarme de ti nunca más después de lo de hoy

- Buah, es tan tentador decirte que no... -bromea Agoney- pero en la puta vida dejo pasar esta oportunidad, claro que quiero salir contigo, rubito

Y ambos se besan para formalizar sus palabras. Tras una última revisión al canario para comprobar que todo está bien, los dos chicos vuelven a casa del rubio, donde han decidido pasar la noche.

- Quiero hacerlo, Ago -le comunica Raoul cuando se encuentran refugiados bajo el calor de las sábanas

- Cómo? -se sorprende el moreno elevando en exceso el timbre de su voz

- Pues eso, que quiero tenerte más cerca que nunca y no se me ocurre una forma mejor -se explica Raoul dejando un beso en el cuello del moreno- además habrá que celebrar que al fin estamos juntos, no?

- Dios, Raoul, tengo muchísimas ganas pero tú seguro que quieres? -se asegura Agoney- es que es un cambio muy heavy que esta mañana ni siquiera quisieras pasar de un par de besos a que ahora quieras que hagamos el amor

- Esta mañana no sabía lo que se siente al creer que no iba a poder volver a estar así de cerca de ti -confiesa Raoul

- Vale, pero lo hacemos a mi manera -condiciona el moreno entre risas- que te veo muy desesperado

- Y cual es tú manera si puede saberse? -pregunta divertido el rubio

- Despacio, calmados, sin ninguna prisa -explica Agoney- simplemente disfrutando el uno del otro. Quiero que lo disfrutes de verdad y no solo por saciar tu necesidad

- Trato hecho -sonríe Raoul ante la propuesta de su, ya oficialmente, novio

Y así lo hacen, entre caricias y besos tan sutiles que se podrían clasificar más como roces que como besos.

- Ago, mírame, porfa -le pide Raoul entre jadeos y gemidos cuando ya están en pleno acto y el canario ha optado por echar la cabeza hacia atrás

- S...si -atina a decir Agoney mientras concede el deseo de su chico

- Te quiero, te quiero muchísimo -confiesa Raoul cuando la noche de la mirada de su novio se clava en sus ojos y consigue iluminarlo con mayor intensidad que el maldito incendio del que acaban de salir- casi te pierdo, mi amor, casi te pierdo y no sabes cómo dolía verte sin estar

Agoney se dispone a responderle pero llega el orgasmo y solo un gemido desgarrador sale de su boca. Poco después es el rubio quien acaba también. Se tumban uno al lado del otro en la cama y se quedan observándose con una sonrisa en silencio mientras esperan a que se regulen sus respiraciones.

- Dios mío, Raoul, ha sido brutal -sentencia el canario cuando logra recuperarse

Frente al silencio del chico, el moreno levanta la vista para comprobar qué ocurre y se encuentra con unos ojos llorosos del color de la miel.

- Eh, mi niño, qué pasa?

- Que no me puedo creer que estés aquí, como si nada hubiera pasado después de...

- Ya está, Raoul -sentencia Agoney dejando un dulce beso en la nariz del contrario- no lo pienses más, estoy sano y salvo y es gracias a ti

- Grasias a mí? -le pica Raoul con una sonrisa al empezar a creerse las palabras del canario

- Imbécil... -le sigue el rollo Agoney sonriendo, pues el verdadero Raoul parece estar volviendo a su cuerpo

- Imbésil

- Ya está, te vas a cagar

El moreno se abalanza sobre el rubio y empiezan una pelea de cosquillas, pellizcos y mordiscos.

- Au! Para, pollito -le pide Agoney tocandose el costado- que aún me duele un poco

- Ay, es verdad, el médico ha dicho que lo más probable es que te hayas dado un golpe al caer o algo así porque tenias un buen moratón aquí -le da la vuelta para ver la herida que se sitúa en su espalda

- Buah, es que no lo recuerdo muy bien pero creo que me pisaron -afirma Agoney

- Cómo?

- Pues eso, que me caí y creo que alguien mientras huía me pisó -se explica el canario- pero no sé, no estoy seguro, creo que ya estaba perdiendo la consciencia

Y lo único que es capaz de sentir Raoul es rabia, impotencia, dolor... Claro que no podía ni levantarse, le habían pisado la espalda! Y quién sabe cuantas personas lo habían hecho antes de que llegase él?

- Ojalá hubiera sido yo, Ago -se sincera Raoul con las lágrimas acudiendo a sus ojos- ojalá hubiera estado yo jodido en tu lugar y tú estuvieras sano y salvo, no mereces haber pasado eso...

Agoney se limita a abrazarse al chico y repetirle una y otra vez que ni se le ocurra pensar eso. Lo que no sabe Raoul es que, como suele decirle Agoney, sus deseos son órdenes y pronto se daría cuenta de que quizás el canario no fue quien se llevó la peor parte del accidente...

FLAMES (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora