28 de Septiembre de 2006
Tras la ceremonia, vino la lluvia de arroz, la sesión de fotos que a Raoul le dio demasiada vergüenza al verse obligado a posar con la bombona pese a que Agoney no dejaba de decirle lo guapo que estaba y, finalmente, el banquete.
- Qué se besen, qué se besen! -gritan todos los invitados
- A ver, vamos a relajarnos que supuestamente no pue...
Pero Raoul se traga las palabras de su, oficialmente, marido uniendo su boca a la del canario por... bueno, ya ha perdido la cuenta de las veces que le ha besado hoy. Y se maldice porque sabe que si pudiera, estarían así todos los días. Y toda la mesa empieza a aplaudir y a gritar de la emoción.
- Mi amor, en serio, te estás pasando -susurra Agoney
- Pues espérate a la noche de bodas, cariño -le guiña un ojo el rubio haciendo que el que no pueda respirar ahora sea su marido
- Raoul, por Dios...
- Una boda es una boda, Ago, con ceremonia, besos, banquete y noche de bodas -se justifica Raoul
- Y la luna de miel? -pregunta Agoney subiendo una ceja de forma burlesca
- Pues porque no puedo coger un avión que sino nos íbamos a la mismísima Grecia a que conocieras a todos tus antepasados -bromea el rubio robándole otro beso al canario
- O a Islandia a conocer a los tuyos -le sigue la broma
- Islandia? No, yo creo que los míos tirarían más por Noruega o Finlandia -razona el menor
- Qué más da? Los dioses nórdicos, nórdicos son -ríe Agoney
- Pues no, no es lo mismo -le pica Raoul
- Cállate que al final serás ruso -ríe Agoney
- Imbécil...
La cena sigue igual, entre gritos, brindis, celebraciones y besos. Y llega el momento de la tarta. Un dulce de tres pisos de bizcocho de limón y recubierto de nata adornada con sirope de vainilla y flores lilas comestibles que hace juego con los trajes de los novios, aparece en la sala. Los camareros ofrecen a los chicos una hermosa espada de plata con la que hacer el primer tallo de la tarta.
- Hazlo tú, chiquitín - cede Agoney observando los ojos brillantes de Raoul mientras observa la tarta
Si fuera legal casarse con la comida, Agoney tendría verdadero pavor y muchos celos hacia esa tarta.
Raoul se dispone a coger la espada con una mano, pero es demasiado pesada, así que opta por usar las dos, pero tampoco sirve de nada.
- No puedo cogerla -confiesa- me ayudas, porfa?
Y si se lo pide así, Agoney sería capaz de levantar hasta el mismísimo Teide. El canario apoya sus manos sobre las de su marido, que se encuentran rodeando la espada. Un beso en la mejilla del rubio es la señal para que ambos empiecen a hacer fuerza y poder al fin cortar la maldita tarta con la ovación de fondo de todos los asistentes al banquete.
Raoul gira momentáneamente la cabeza y aparta su mirada para fijarla en Agoney e intentar memorizar la expresión pueril que se ha instalado en la cara del chico. Quizás es la tarta la que deba tener celos de Agoney...
Dejan la espada y, aprovechando el despiste de Raoul, Agoney coge un poco de nata con el dedo y lo estrella en la mejilla de Raoul.
- Te odio! -se queja entre risas el menor
- Tranquilo, ahora lo soluciono -afirma Agoney quitándole con la lengua toda la nata
- Chicos, por favor, las guarradas esta noche -les pica Glenda
- Glenda! -gritan los dos avergonzados frente a las risas de todos los invitados
Una vez todos los invitados tienen su trozo de tarta y su copa de champán, se disponen a hacer el brindis.
- Que hablen los novios! -exige uno de los primos de Agoney
Todas las miradas se clavan en los nombrados, que no se han preparado nada la ocasión. Aunque eso no es necesario, porque cuando se trata del otro, ambos están más que preparados para hablar.
- Empieza tú, porfa -le pide Raoul algo nervioso puesto que es mucho más cuadriculado que Agoney y necesita un momento para pensar
- Claro -afirma dejándole un beso en la frente- a ver... por dónde empezar? Cuando conocí a Raoul, me llamó mucho la atención. En fin, solo con mirarlo ya se ve que es un chico guapísimo, pero cuando hablé con él y le conocí de verdad... -se le hace un nudo en la garganta- descubrí que le apasionaban las mismas cosas que a mí y las que no me las explicaba con un entusiasmo que hacía que me interesaran a mí también -ríe el canario observando con el cariño más grande del mundo- y así fueron pasando los días, volviéndome loco, teniéndole en la mente mucho más de lo que quería, sin poder ni querer evitarlo... y tres años, tres años luchando por conseguir un solo beso de esos labios que no dejaban que me concentrara en lo que me decían porque eran demasiado apetecibles. Y año nuevo, el 2002 no podía empezar mejor, pero llegó ese maldito día. Nadie sabe cómo ni por qué pero todo empezó a arder y descubrí lo que es el amor de verdad, no sólo amar tú como si no hubiera un mañana, sino ser amado de la misma forma. Ser amado de una manera tan increíble y colosal que la otra persona esté dispuesta a dar la vida por ti y amar tanto que desearías que jamás lo hubiera hecho... pero al fin y al cabo así es el amor, incontrolable, impredecible y una trampa mortal -ríe- una trampa mortal en la que he caído de lleno. Te amo, Raoul
Los invitados, algunos visiblemente emocionados, aplauden el gran discurso del canario y Raoul, a duras penas y con la cara empapada, se levanta para pronunciar ahora él su discurso.
- Joder, Ago, qué difícil me lo has puesto -confiesa secándose las lágrimas- yo es que diga lo que diga se va a quedar corto, porque hasta expresándome como el mismísimo Bécquer, no sabría transmitir lo que siento cuando estás conmigo, cuando te miro, cuando me besas... Has hablado de que amar es querer y ser querido a partes iguales y esa es una de las razones por las que temía tanto ejercer esta boda, porque siento que tú me das muchísimo más de lo que puedo ofrecerte yo. Aunque luego cambié de opinión porque yo te intenté alejar de mí, explicarte que nada sería igual pero tú en vez de abandonarme en mi cárcel personal, te encerraste conmigo y tiraste la llave demostrándome que podemos ser libres sin la necesidad de salir de esa celda. Y por eso te diría que vamos a volvernos eternos, pero hasta la eternidad se nos queda corta. Te quiero muchísimo, mi amor
Raoul, algo cansado, celebra internamente haber podido pronunciar su discurso sin necesidad de haberse pegado a la bombona cada dos por tres. Y su recompensa le llega en forma de beso por parte del canario y de aplausos por parte de todos los presentes.
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FLAMES (Ragoney)
FanfictionCuando Raoul ve a Agoney surge la famosa chispa que anuncia una atracción por la otra persona, lo que ninguno de los dos sabe es que pronto ambos estarán envueltos por las llamas.