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Álvaro y Raoul regresan a la mesa con la cuenta pagada y una sonrisa que les da la vuelta a la cabeza.
- Bueno, será hora de irse, no? -pregunta Raoul algo apenado porque Álvaro no ha podido contarle prácticamente nada ya que han estado hablando de él todo el tiempo
- Espera... -le frena Álvaro- tengo algo para ti, es una tontería, a lo mejor ni siquiera te gusta pero pensé que querrías tenerla y...
Agoney ríe porque definitivamente ese hombre comparte sangre y diarrea verbal con su marido.
- Qué es? Qué es? -pregunta ilusionado el rubio como si de un niño pequeño se tratase
"Es que es un niño pequeño" se recuerda el canario mordiendose la sonrisa.
- Yo tampoco tengo muchas en verdad -le informa el de ojos azules- son las que cogí de casa de mamá antes de irme y bueno... toma
El mayor le tiende un sobre verde al menor, quien sin poder aguantar ni un segundo más, lo abre con gran nerviosismo. Del interior saca varias fotografías, algunas en blanco y negro, otras en color pero amarillentas por el paso del tiempo, gran parte con alguna arruga o incluso arañazos, pero todas con un gran valor sentimental.
La primera que ojea es la de su nacimiento. Un pequeño Álvaro le sujeta con mucho cuidado y una gran sonrisa en la cara.
- Esto es... -a Raoul se le quiebra la voz y se reprime las lágrimas por no montar la escena en medio de la cafetería
- El día que supe que te iba a querer más que a nada en el mundo -sonríe con nostalgia Álvaro observando la foto cuyo recuerdo está muy borroso, pues aún era demasiado pequeño como para almacenarlo en su memoria a largo plazo, pero cuyo sentimiento está más presente que nunca
Raoul, incapaz de responder sin echarse a llorar, pasa a la siguiente foto. Su comunión. Un Raoul de nueve años vestido de marinerito blanco sonríe a la cámara todo repeinado y con un rosario enredado en sus palmas unidas simulando la postura de los rezos.
- Ay, por favor, que monada! -exclama Agoney arrebatandole la foto a Raoul para observarla mejor
- Ago, por Dios, que vergüenza -se sonroja el rubio intentando recuperar la foto, en vano, pues Agoney ya se la ha guardado
- Esto va enmarcado en el salón, que lo sepas -ríe el canario
- Ni de puta coña
- Uy que no -afirma irónicamente un divertido Agoney
Raoul pasa a la siguiente foto y casi se queda blanco de la impresión. Al ver que foto es, Álvaro se lleva la mano a la boca.
- Perdón, no sabía lo que había pasado y... Dios mío -se avergüenza el mayor
- No te preocupes, es que me ha dado impresión, hace mucho que no lo veía -afirma Raoul echándole un último vistazo a la foto
- Qué es? -pregunta Agoney sin entender nada
- Alex -sentencia Raoul- bueno, nosotros dos antes de ir a la fiesta en la que nos liamos por primera vez, por cierto
- A ver? -pide permiso el canario cogiendo la foto con curiosidad y sin ninguna maldad
En la foto se puede ver al Raoul de hace veinte años rodeando con el brazo el hombro de un chico bastante más alto que él, de ojos verdes y pelo rizado y rojizo. Raoul se muerde el labio nervioso, sin saber siquiera por qué, mientras su marido examina la fotografía.
- Meh, yo soy más guapo -sentencia finalmente el moreno devolviéndole la foto a Raoul y provocando las risas del resto
- Sí eres -le da un beso el rubio y sigue observando algunas fotos por encima- pensé que tu madre se habría deshecho de todos mis recuerdos -se sincera Raoul
- Es tu madre también, supongo que te sigue queriendo -se encoge de hombros
El rubio prefiere callar ante semejante afirmación y los seis salen de la cafetería percatándose de que es realmente tarde y la noche ya se ha hecho cargo del cielo.
- Bueno, pues ya sabéis que para lo que queráis aquí estamos los dos -afirma sinceramente Raoul
- Igualmente -se ofrece Álvaro- por cierto, cuando te operan?
- La semana que viene, el miércoles me hacen las pruebas para ver si todo está en orden y el jueves me quitan el alvéolo -informa Raoul
- Y no sé... podríamos ir? -pregunta tímido Álvaro- ya que no he estado contigo en las otras, me gustaría estar en esta
- Claro, si poder puedes -afirma Raoul- pero el trabajo...
- Bah, pueden vivir un día sin mí -sonríe el mayor de los Vázquez- además, eres mi hermano, me tienen que dar permiso sí o sí
- Perfecto, pues -dice Raoul bastante más ilusionado de lo que pretende exteriorizar- así estás para vigilar que este no se tire por la ventana de los nervios -afirma señalando a Agoney
Por su chiste, Raoul se gana un pequeño puñetazo de su marido en el hombro.
- Y nosotros podemos ir? -pregunta ahora Ainhoa
- Cuando se acaben las clases -sentencia Mireya
- Jo, pero operan a mi tío -hace un puchero
- No cuela -ríe Álvaro
Y dándose dos besos con todos los presentes, menos a Pablo que el pobre sigue resfriado, se despiden yendo cada uno por su lado con la promesa de verse tras la operación y de tomarse algún otro café cuando tengan tiempo y escuchar esta vez la historia de Álvaro y Mireya.
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FLAMES (Ragoney)
FanfictionCuando Raoul ve a Agoney surge la famosa chispa que anuncia una atracción por la otra persona, lo que ninguno de los dos sabe es que pronto ambos estarán envueltos por las llamas.