Capítulo 20 - Adiós

897 103 112
                                    

Actualidad

- Y cuánto hace ya que estáis casados? -pregunta con curiosidad Mireya

- Pues en septiembre hará trece años -afirma Raoul mordiendose la sonrisa- qué fuerte, Dios, si parcece que fue ayer

- Trece años? Madre mía y cómo seguís así? -pregunta Álvaro

- Así cómo? -dice Agoney sin entender nada

- Así de pegajosos y cariñosos -aclara el de ojos azules- no me malinterpretéis, Mireya y yo nos seguimos queriendo un montón y nos demostramos cariño a diario, pero vosotros... es otro nivel, no sé

- Mireya y tú no os habéis visto varias veces al borde de la muerte y de la viudedad, tete -ríe Raoul frente a la preocupación de su hermano- no hay nada como el peligro de muerte para reavivar la llama

- HALA! -se queja Ainhoa

- No, es verdad -ríe Agoney- además no todo siempre ha sido maravilloso, como toda pareja tenemos nuestros altibajos

- De hecho hubo una ocasión que estuvimos a punto de mandarlo todo a la mierda -recuerda Raoul

- Dios mío, no me lo recuerdes... -ríe Agoney recordando la historia ahora como una anécdota

15 de Abril de 2011

Raoul acaricia a un viejo Freddie en el sofá mientras espera a que Agoney vuelva. Últimamente el canario está exhausto. Raoul lo comprende, los estragos de la crisis del 2008 siguen golpeando a gran parte de la población española. Y Raoul y Agoney no son una excepción. Por ello, Raoul ha preparado una sorpresa para Agoney para así agradecerle su esfuerzo.

- Ya estoy aquí -saluda el canario con los ánimos por los suelos

- Hola, amor -le saluda Raoul con un abrazo- mira, ven

El rubio coge a Agoney de la mano y lo guía por la casa.

- Qué tal el día? -pregunta Raoul

- Una puta mierda, como todos -sentencia cortante el moreno- me harto a hacer horas extras para cobrar una miseria, me duele todo

- Vaya -se entristece Raoul al ver a su marido así- bueno, quizás esto te ayude

Con una sonrisa, el rubio lleva al canario al salón donde ha preparado una cena bajo la luz de las velas.

- Oh, gracias -Agoney se sienta en la mesa y espera a que Raoul haga lo mismo

La falta de entusiasmo por parte del canario destroza a Raoul, pues hace unos años le habría cubierto de besos, de piropos, de mimos... y ahora se limita a estar frente a él comiéndose la cena sin siquiera mirarle a la cara.

- Estás bien? -se preocupa el rubio

- Sí, Raoul, estoy de maravilla, no me ves? -responde irónicamente

- Bueno, vale ya, qué pasa? -se empieza a mosquear el catalán

- Pues que no sé cómo coño vamos a sobrevivir, Raoul -expone sus preocupaciones el mayor- se retrasan en los pagos de mi sueldo y aún así no sé si serán suficientes para pagar todo

- Bueno, mi amor, tranquilizate -le pide Raoul- saldremos de esta, igual que salimos de todo. Estamos juntos, vale? Nos tenemos el uno al otro...

- Joder, Raoul y con eso ya basta? -explota Agoney- vas a pagar la hipoteca con mis besos? Vas a pagar el gas y el agua con mis abrazos? Vas a comer de mis caricias? Cómo coño vamos a sobrevivir solo con nuestro amor?

- Te estás comportando como un crío -se queja el rubio

- Yo soy un crío y eres tú el que con una cena con unas velitas pretende arreglarlo todo -contraataca el moreno

Raoul se levanta de la mesa y se dispone a irse, ya ha oído suficiente. Pero antes de desaparecer completamente de la sala, vuelve sobre sus pasos.

- Por cierto, como se nota que no follamos, porque vives amargado -escupe sus palabras Raoul intentando desfogarse

Y ahora sí, desaparece completamente del salón dejando a Agoney pensando. Él se refugia entre las sábanas y comienza a llorar. Cómo han llegado a este punto? Se quieren... o se querían... Dónde ha quedado eso? No puede más. No puede más, quiere que Agoney vuelva, que su Agoney vuelva.

A los pocos minutos, nota el peso al otro lado del colchón. No tiene valor suficiente como para girarse y afrontar a la realidad que los envuelve durante los últimos días.

- Perdóname, me comporté como un capullo antes -se disculpa el canario- es que toda esta situación me supera a veces...

- Me quieres, Ago? -pregunta temeroso Raoul- me sigues queriendo?

A Agoney le sorprende la pregunta del rubio, claro que le quiere. Pero Raoul lleva varios días barajando la posibilidad de que su marido ya no sienta lo mismo, pues sus ojos ya no brillan de la misma forma al verle, los besos antes de dormir se han ido quedando en un simple beso en la mejilla, las palabras de cariño al volver del trabajo ahora suelen ser gritos...

- A qué viene eso? -pregunta molesto Agoney

- Quieres hacer el favor de contestar? -pregunta el catalán

- Pues no, no quiero contestar, de qué coño vas? -se ofende el canario

- Vale, todo claro, buenas noches -se dispone a dormir Raoul

- No, no vamos a irnos a dormir así

- Buenas noches, Agoney

- Pero...

Pero Raoul no le deja acabar. Apaga la luz y finge echarse a dormir.

- Me voy al sofá -sentencia Agoney levantándose de la cama- buenas noches, Raoul

Pero no obtiene respuesta. A la mañana siguiente, el silencio invade la casa. Las ojeras coronan la cara de ambos chicos y los ojos les escuecen por el cansancio y las lágrimas derramadas a partes iguales. Los dos se levantan esperando una disculpa por parte del otro.

- Me voy a currar -informa Agoney

- Vale -responde tajante Raoul

- Hoy es la cena de compañeros, no me esperes -le recuerda el moreno- nos vemos luego

- Sí

- Hasta luego

- Adiós

Esperan una disculpa que ambos sienten y ninguno se atreve a vocalizar por el orgullo. Y, una vez Agoney ha cruzado el umbral de la puerta y ambos han desaparecido de la vista del otro, las lágrimas vuelven a atacar los ojos de los dos chicos.

FLAMES (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora