Capítulo 18 - Noche de bodas

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29 de Septiembre de 2006

Agoney y Raoul se dirigen a la habitación en la que se hospedan del mismo hotel en el que se ha celebrado el banquete. El rubio, como buen previsor que es, pensó que después de todo estarían demasiado cansados como para tener que volver a casa. Agoney, que anda arrastrando los pies del cansancio por los pasillos, se lo agradece.

- Mierda! Raoul, ven -le pide Agoney

- Qué pasa? -pregunta preocupado el recién nombrado

- La tradición es la tradición

- Qué? -Raoul sigue sin entender nada

Pero Agoney no responde, simplemente se cuelga la bombona de Raoul como si de una mochila se tratase y coge en brazos al rubio para llevarlo a la habitación.

- Ago! -grita Raoul asustado sin esperarse el gesto del canario

- Oye, fuiste tú el que dijo que si nos casabamos, nos casabamos bien -ríe el canario

- Touché -ríe también

Y a Raoul solo le queda agarrarse con fuerza a los hombros de su ya marido. Con más torpeza que destreza, Agoney consigue llegar a la cama y dejar al catalán en ella con sumo cuidado. Se deshace de la bombona y va a cerrar la puerta para, a continuación, regresar junto a Raoul en la cama.

- No tengo fuerzas ni para quitarme la ropa -comenta el rubio

- Es una indirecta? -pregunta Agoney alzando una ceja

- Una directa, más bien -argumenta Raoul entre risas

Agoney, se pone en pie y empieza a desvestir a su chico. Primero se deshace de la americana del traje, que sólo se la había puesto por encima en los últimos minutos del banquete. Sigue con la corbata, deshace el nudo con toda la delicadeza del mundo y la deja en el cabecero de la cama. Vuelve hacia el cuerpo de Raoul, quien lo observa con la respiración acelerada y no sólo por haberse quitado la mascarilla. El canario empieza a desabrochar los botones de la camisa del rubio, de abajo a arriba, aprovechando la ocasión para dejarle otro beso más, y la camisa desaparece también.

- Amor, yo también quiero -pide Raoul

- Eres un puto bebé de tres años que culo veo culo quiero -ríe Agoney en la boca de su marido

- No, soy un puto adulto de veintiocho que está más cachondo que una mona

- HALA, RAOUL! -ríe el canario sorprendido por el lenguaje de Raoul

El moreno se deja desvestir por el catalán con la misma delicadeza que ha empleado él unos minutos atrás. Cuando ambos ya están en boxers, Raoul decide hablar.

- Voy en serio, Ago, quiero hacerlo

- Y yo también, Raoul, no podemos

- Venga ya! Por qué no? -se indigna el menor

- Porque prácticamente no puedes subir las escaleras sin ahogarte como para hacer el amor, cariño -le intenta hacer entrar en razón

- Cómo lo sabes si no lo hemos intentado? -insiste el rubio

- Raoul...

- Agoney...

El canario empieza a reír para sorpresa del rubio, quien incluso se mosquea porque cree que su marido no le toma con la seriedad necesaria.

- Qué pasa?

- Mira la parte positiva -sigue riendo- nuestra primera matrimoniada

- Imbécil -ríe también dándole un almohadazo- porfa, mi vida... si me encuentro mal, te juro que paramos

FLAMES (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora