Capitulo 2

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Natalia, Miki y Carlos estaban caminando hacia la cafetería en silencio. Los tres estaban bastante asustados, veían por las ventanas el desastre que había fuera sin terminar de entender lo que estaba pasando.

—Emm, quiero que sepan que Alba no es así siempre. —Carlos tranquilizó un poco a los dos estudiantes, o al menos lo intentó.  

—Ya.. —Respondió Natalia dudando.

—En serio— Insistió el mayor de los tres. —Si hablas un poco más con ella te darás cuenta, es buena cuando quiere. —Dijo con una sonrisa amable.

—Cuando quiere. —Repitió Natalia en voz baja.

Siguieron caminando en silencio, en el primer piso no había nadie. Después de unos minutos ya estaban más relajados y, al bajara a la planta baja, comenzaron a hablar de sus vidas. Los dos eran super simpáticos, pero sobre todo Miki. Por lo poco que habían hablado Natalia pudo darse cuenta que pensaban bastante parecido y que habían vivido cosas similares, a pesar de que el era tres años mayor que ella. El pelinegro le había contado que ya era el tercer año que estaba cursando. Carlos, que era mayor que ellos, tenía 32 años, no participó mucho en la conversación. EL estaba más atento a lo que pasaba a su al rededor, pero aún así le calló bastante bien a Natalia.

Llegaron a la cafetería, pero la cocina estaba cerrada. Es decir, no había comida. Aunque por los nervios y la tensión que había en el aire nadie había pensado en comer, pero ahora que estaban en ese lugar les había dado un poco hambre.

—¿Intentamos abrirlo? —Propuso Miki al ver que nadie más lo decía.

—Si. —Afirmaron los otros dos con total seguridad, avanzando hacia la cocina. Natalia solo había bebido un café y estaba muerta de hambre, así que no dudó ni un segundo en dar su respuesta. Y Carlos... bueno, el siempre tenía hambre así que tampoco dudo demasiado. 

Se acercaron a la puerta y los tres intentaron empujarla a la vez, pero al parecer estaba cerrada con llave. Buscaron en los estantes por si había algo pero no encontraron nada. Las neveras donde usualmente estaban guardadas las botellas de agua o gaseosa también estaban vacías.

—No tiene sentido que esté todo guardado. —Dijo Natalia frunciendo el ceño.

—Ya.. Debería estar abierta por la mañana, y cuando todo esto sucedió eran las 10:30 aproximadamente. —Agregó Carlos. El ya llevaba un par de años dando clases allí y obviamente se sabía los horarios de memoria. 

—Eso quiere decir que alguien tuvo que cerrar todo esto después de que el sonido que volvió loco a todo el mundo parara, lo que a la vez quiere decir que hay más personas a las que no les afectó. —Concluyó Miki.

—Exacto, esperemos que todavía sigan aquí dentro. —Dijo Natalia. Luego salieron de la cafetería y dieron otra vuelta, un poco más breve esta vez. Faltaban diez minutos para las 13, así que decidieron subir a la sala de profesores, dónde habían acordado encontrarse con los demás.

Cuando estaban subiendo las escaleras hacia el segundo piso escucharon gente hablando en el piso de arriba. Al haber silencio, no solo dentro del edificio sino también en la calle cualquier sonido se oía más. Se miramos entre si y subieron corriendo las escaleras hasta el tercer piso.

—Hey. —Dijo Carlos con una sonrisa enorme en la cara mientras corría hacia Julia, Famous, Alba y otras tres personas. El mayor abrazó a otro hombre que estaba conversando con Alba. Era un poco más bajo, tenía un buen culo por cierto, y parecía de la misma edad que el castaño. Por lo que Natalia pudo escuchar se llamaba Joan.

Estuvieron un largo en ese abrazo, en el cual se unieron Alba y otra mujer llamada Sabela. Al parecer, los cuatro ya se conocían.

—¡Alfonso! —Miki también corrió a abrazar a un chico con una chaqueta de cuero y gafas. Por como hablaba Natalia noto que no era Español, era de alguna parte de latinoamerca. 

1 Minuto con 40 SegundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora