Capitulo 6

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Natalia se desperezó en la colchoneta que usaba como cama. Aunque estaba prácticamente en el suelo había dormido como los dioses, pudo conciliar el sueño apenas se acostó la noche anteriory ya estaba más relajada, y por lo tanto, más feliz.

De fondo escuchaba las voces de Famous y ¿Alfonso? Estaban hablando de algo, pero Natalia no le puso mucha atención a la conversación.

Abrió los ojos y vio a Julia que aún seguía dormida al lado de ella. Y a Alba, que estaba detrás de la castaña recostada en un sofá. 

"Vaya culo" Pensó. La rubia estaba de espalda a ella, no podía ver su rostro, pero tampoco se quejaba de las vistas increíbles que tenía en ese momento. Se mordió el labio inferior al recordar lo sucedido en el baño del piso más bajo.

Se tapo la cara y una sonrisa tonta apareció en su rostro. Y rió, la situación era surrealista. 
—-¿Y a ti que te pasa? —Le preguntó Julia con la voz ronca, mirándola. 

—Me has asustado. —Natalia cerró los ojos y llevó una de sus manos a su pecho riendo.

—Andas muy feliz ¿no? —Entrecerró los ojos, sentándose. La más alta la imitó

—¿Que dices tía? No exageres. —La miró. —Solo no estoy depresiva. —Ambas rieron intentando no hacer mucho ruido, no querían despertar a los que seguían durmiendo. 

—Mmmm. —Julia no terminaba de creérselo. —Hay algo más que no me estás contando.

—Tienes razón. —La pelinegra se puso seria, su amiga la escuchaba expectante. —Estoy así de feliz porque... —Hizo una pausa dramática. —...lo primero que he visto al despertarme has sido tu. —Rió otra vez al recibir un golpe de la castaña.

—Ya me lo dirás. —La señaló con su dedo indice. Natalia se encogió de hombros sonriendo.

Alba se había despertado al escuchar sus risas. Las quería matar. A diferencia de Natalia ella apenas había podido dormir.

Dormir en esas colchonetas le estaba destrozando la espalda. Y eso sumado a su cabeza, que estaba hecha un lío, la habían tenido despiertas por unas cuantas horas. Hasta que se recostó en el sofá que era mil veces más cómodo y casi al instante cayó dormida.

La rubia se sentó, y luego de un par de segundos en los que no hizo absolutamente nada, se levantó caminando en dirección a la puerta.

—¿Vas a salir? —Le preguntó Sabela que aún estaba recostada.

—Si, me voy a duchar. —Recordó la propuesta que le había hecho Natalia la noche anterior y reprimió una sonrisa. En ningún momento miró a la pelinegra.

—Espérame, voy contigo. —La gallega apuró su paso y salieron juntas. 

—Que suerte que me hayas convencido de ducharme en la noche, porque ahora no me apetece para nada. —Dijo Julia recostándose nuevamente. Natalia sonrió negando con su cabeza y se lanzó encima de ella. 

Sabela y Alba ya habían llegado al vestuario, de mujeres esta vez, no sin antes haber pasado por la sala de profesores. Alba tenía un cambio de ropa allí y encontraron otro en un bolso de alguien más para Sabela.

La rubia se quitó su sudadera tranquilamente, olvidándose por completo de las marcas que le había dejado la pelinegra el día anterior. Al levantar las vista y verse al espejo intentó taparse para que la castaña no la viera, pero ya era tarde.

—No me mires así. —Dijo rendida y arrojó la prenda a uno de los asientos.

—Pero.. ¿Tu te has visto? —Se acercó a la rubia y paso sus dedos por las marcas de su cuello.

1 Minuto con 40 SegundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora