Capitulo 8

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—Lo se.. Pero yo no soy así

"¿"Así"? ¿Así como? ¿Que había querido decir? No tiene nada de malo ser "Así" ¿No? No, no tenía nada de malo. No había nada de malo en hacer "esas cosas tan rápido". Además lo que tienen Julia y Carlos era diferente a lo mío con Alba. De hecho ni siquiera existe un "Natalia y Alba". Lo nuestro había sido solo sexo, nada de sentimientos o esas cosas" Pensó Natalia en menos de cinco segundos

—Bueno, ya me has sacado toda la información que necesitabas. —Bromeó haciendo que la pelinegra vuelva reír. —¿Vamos?

Julia, que ya se había puesto de pie, ayudó a la más alta a levantarse y en un poco más de un minuto ya estaban de nuevo en la biblioteca.

Al cruzar por la puerta apuró su paso para poder alcanzar a Alba, que estaba caminando en dirección a la zona de las estanterías, dejando a la castaña atrás.

—Hey. —La saludo. —Hablé con Julia.

—¿Si? —Seguía caminando. —¿Que te ha dicho? —Comenzó a buscar un libro.

—No mucho. Creo que deberías hablar con Carlos. 

Para ser completamente sincera a Natalia no consideraba que sea necesario hacerlo, no le gustaba meterse en la vida de los demás y no le gustaba que se metieran en su vida. Pero quería hablar con Alba y esa fue la única excusa que se le ocurrió. 

¿Que le estaba pasando? No era de las personas más atrevidas, ni de las que tenían extrema facilidad para hablar con la gente y esas cosas, pero tampoco era de las que buscaban cualquier razón para acercarse a alguien. 

Últimamente hacía o quería hacer cosas que antes no. No le disgustaba del todo pero se sentía un poco extraña.

—Ya.. —Alba estaba concentrada en su tarea. La pelinegra se permitió observarla, se veía tan tierna sacando la lengua mientras leía la sinopsis en la contratapa del libro que sostenía entre sus manos. Tenía ganas de apretarle los mofletitos, pero se contuvo. 

—¿Que buscas? —Se apoyó en el mueble con una sonrisa para que le prestara atención. La rubia río al verla.

—¿Y tu que tienes? —La más alta se encogió de hombros. —Estaba aburrida y vine a buscar algo para leer. —Respondió su pregunta.

Natalia leyó los títulos de los libros de esa sección y se sorprendió. 

—¿Lees sobre música? —No se lo esperaba.

—En realidad no, solo me dio curiosidad. —Siguió leyendo el lomo de otros libros. 

—Pero ¿Cantas? ¿Tocas algún instrumento? —La rubia negó.

—¿Y tu? —La miró.

-Emm, me gusta tocar algunos instrumentos, pero como no teng.. -Se quedó en silenció por unos segundos hasta que abrió los ojos mirando a Alba. —¡La sala de música!

—¿Que? —La pelinegra salió corriendo sin responderle. Alba guardo el libro que tenía en sus manos y fue detrás de Natalia. 

Ambas salieron de la biblioteca. Natalia ya había dejado de correr, pero daba pasos largos y rápidos y la mayor se esforzaba en seguirle el ritmo. Dobló en una esquina y aumentó aún más su velocidad al ver la puerta al final del pasillo. 

La abrió y se quedó quieta en la entrada mirando cada rincón de la habitación con Alba a su lado, mirándola sin entender.

—Mi bolso, debería estar aquí. —Natalia le explicó adentrándose en la habitación para buscarlo. Cuando Alba entendió a lo que se refería la ayudó a revisar la habitación.

1 Minuto con 40 SegundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora