—¿Estás bien? —Preguntó Natalia al terminar de tocar su canción por segunda vez. Alba, que parecía estar a punto de llorar, asintió levemente con su cabeza.
La pelinegra se puso de pie y se acercó a ella, hizo que se girara para ponerse en medio de sus piernas y le acarició suavemente las mejillas con el dorso de su mano. Automáticamente los brazos de la ojimiel la rodearon y ella escondió su rostro en el cuello de la más alta.
—¿Te ha gustado?
—Mucho. —Sus labios rozaron el cuello de la menor al hablar, provocando que su piel se erizara.
Alba acarició aquella zona con la punta de su nariz, para luego dejar pequeños besos hasta llegar a su rostro.
—Espera. —Se separó para verla a los ojos. —Debo hacerte una pregunta.
—Está bien, adelante. —Se tensó.
—¿A ti..? —Dudó un poco antes de terminar la pregunta. —¿A ti te gusta María?
Natalia se quedó mirándola en silencio, sin hacer ni decir nada, hasta que no pudo resistir soltar una carcajada. Alba suspiró y dirigió su mirada hacia cualquier lado que no sea el rostro de la pelinegra.
—Responde. —Le ordenó notablemente molesta.
—Va, no te enfades. —Quiso acariciar su mejilla otra vez pero la rubia no se lo permitió.
—No tía, no me enfado. —La más alta la observaba con una pequeña sonrisa en su rostro. La cual hacia wu se ponga aún peor. —Pero quiero que respondas esa estúpida y simple preg.. —Los labios de la pelinegra sobre los suyos impidieron que continúe hablando.
Alba no se lo esperaba, pero apenas pudo reaccionar sumó sus labios a ese baile sutil. Fue un beso corto, para despejar dudas.
—A mí me gustas tú, Alba Reche. —Dijo rompiendo el beso.
—¿Ah si? Pues no te creo. —-Reclamó con un tono juguetón mirando los labios de la menor, la cual captó la indirecta al instante.
Se acercó otra vez, pego sus labios a los de la ojimiel, los delizaba sobre ellos como si llevara toda una vida haciéndolo. Tomo el labio inferior entre los suyos, chpandolo mientras se separaba dejando una corta distancia entre ellas.
—¿Ahora me crees? —Alba negó. Volvió besarla por un poco menos de tiempo. Busco los ojos de la rubia, que seguían en sus labios, repitiendo la pregunta. Ella volvió a negar.
Luego de que Natalia besar su sonrisa un par de veces más Alba desistió y se fundieron en uno de verdad, profundo, con suspiros y respiraciones agitadas. La pelinegra deslizó sus manos por las piernas de la más baja antes de hacer los mismo con su lengua en su boca. La cual la mayor recibió encantada, chupándola y luchando contra ella mientras cogía con sus dos manos el cuello de la pelinegra.
—Mm, Natalia... —Alba intentaba hablar pero la menor no tenía intención de soltar sus labios. —Tía, espera. —Insistía entre besos y risas. —Escúchame. —Le dijo haciendo que la mirara.
—¿Mhm? —Respondió la más alta para que siguiera hablando mientras se deshacia del agarre que la mayor tenía en su rostro y comenzaba a besar el cuello de esta.
—Quiero darte algo, pe- pero deb.. —Alba no podía hablar, la pelinegra la estaba poniendo demasiado nerviosa, por no decir otra cosa. —Va, Nat. —Susurró en medio de un suspiro.
—¿Nat? —La más alta dejó de besarla para volver a mirarla con una enorme sonrisa a los ojos. Alba solo se encogió de hombros, un poco avergonzada,
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1 Minuto con 40 Segundos
Teen FictionNatalia Lacunza, una joven de 18 años, se ve obligada a convivir con personas que nunca había visto en su vida para sobrevivir a su realidad 1'40" dura el dolor 1'40" dura la ansiedad 1'40" dura la preocupación 1'40" dura la incertidumbre 1'40" du...