Capítulo 12

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Me desperté no sintiendo a Christopher, su lado estaba vacío, de seguro se fue temprano.

Tenía algo de hambre, así que sería bueno bajar a desayunar, tenía un poco de dolor de cabeza.

Al sentarme quise tomar mi celular, no lo hice al ver que había una flor justo encima de él.

- Estabas hablando enserio - tomé aquella rosa roja - me estás cortejando, si te intereso.

Me recosté nuevamente en la cama con una gran sonrisa, esto era precisamente lo que quería, que me trate bien.

Bajé corriendo para buscar algo en que poner aquella rosa, no quería que se marchite.

- Veo que te gustó - dijo sentado en el sofá.

- Este...sí, fue un lindo detalle, gracias - sonreí.

- Ven, siéntate conmigo.

- ¿Enserio?

- Sí.

No iba a perder esta oportunidad, debía dejar que me demuestre que es un buen hombre y que no volvería a lastimarme.

- ¿Cómo amaneciste? - preguntó pasando su brazo por mi espalda. Lo quedé mirando como un tonto, primera vez que me preguntaba cómo había amanecido.

- Bien, osea no - me retracté - tengo un poco de dolor de cabeza.

Puso su mano en mi frente, todo era tan raro - tienes un poco de fiebre.

- Y hambre también - reí.

- Iremos a desayunar a otro lugar.

- Prefiero quedarme aquí - respondí al recordar lo de ayer.

- Confía en mi, no pasará lo de ayer - respondió - ya te estoy cortejando.

- Ya vengo.

Fui a la cocina para pedirle a la señora que ayudaba en la casa que ponga la rosa en agua. Subí de inmediato a cambiarme, estaba realmente feliz.

Quería conocer ese lado bueno de él, seguro lo tenía, su lado salvaje ya lo conocía más que bien.

Fuimos a uno de los lugares a los que estaba acostumbrado él, era todo muy elegante y acogedor.

Pedí un pedazo de pastel de chocolate, tenía unas ganas enormes de comer eso.

Mientras comía comencé a pensar ¿que le interesará de mi? Él mismo me decía que yo no tenía nada, que le había tocado la peor parte.

La cuchara estaba rozando mis labios mientras pensaba, dirigí mi mirada a Christopher quién me estaba observando, sonreí tímido mientras bajaba la mirada.

- Estás rojo - habló.

- ¿Si? ¡Wow! Estoy algo avergonzado.

- ¿Por qué?

- Por tu culpa - dije a lo que sonrió. Era la primera vez que dejaba ver su sonrisa, quedé embobado.

- ¿Terminaste?

- Sí, gracias.

- ¿Sueles agradecer por todo?

- Sí, los detalles siempre son buenos agradecerlos.

Pidió la cuenta para irnos, al parecer la espera valió la pena, Christopher me estaba cortejando de una manera increíble.

Al salir, pasó su mano por mi espalda para llegar a mi cintura y caminar juntos, no podía negar que me gustaba que lo haga, sentirlo cerca era un lujo que ahora me podía dar.

Caminamos así por varias calles, por momentos me sentía observado, quizás porque Christopher era un codiciado entre su casta y yo un simple Omega que no tenía mucho que ofrecer.

- Fue...fue bueno salir - dije sentándome a su lado - aunque también me gusta estar aquí, en tu casa.

- ¿Calmó el dolor? - preguntó tocando mi frente.

- Sí, ya mejor.

- Bien.

Me tomé el atrevimiento de poner mi cabeza en su hombro, necesitaba sentir aquel aroma que me volvía loco.

Su mirada dió en mi, por un momento pensé que me quitaría. Levanté mi cabeza quedando a poco de su rostro, nuestras narices se rozaban sintiendo nuestras respiraciones y nuestros labios se acercaron hasta sentirse, nos estábamos besando.

El Indicado - Omegaverse ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora