Por casualidad, la noche 29 de febrero, tanto el famoso cantante, Shawn Mendes, como la joven Astrid Jenns, estaban tomando en un gran casino de Las Vegas; esa noche logra hacer que dos desconocidos terminen casándose en la capilla más famosa del mu...
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Estaba ayudando a mi madre a preparar la cena. Mamá rellenaba el pavo y yo hacía el postre. Yo soltaba una que otra broma, haciéndola reír. Ree también ayudaba pero mantenía su perfil bajo. Cuando dejé la torta en el horno, siento una pequeña pero dolorosa patada en mi vientre, haciéndome doblar. Ree corre a mi lado.
- ¿Qué pasó?
- Se movió - susurré, teniendo mi mano en el lugar donde el bebé pateó brevemente. Ree también la puso rápidamente, y el bebé volvió a patear. Sonreímos y mamá se acercó.
- ¿Está todo bien? ¿Qué pasó? - nos pregunta, y Ree me da una mirada cómplice.
- Son cólicos, madre, nada del otro mundo - le sonreí, y seguimos cocinando.
[☂]
Ree y yo estábamos acostadas en mi cama, mirando al techo. Suponía que eran al rededor de las tres de la madrugada. No podía conciliar el sueño. Tenía varias cosas rondando en mi mente. La verdad no me esperaba el recibimiento tan cariñoso y melancólico de mi madre, tampoco había esperado que el bebé pudiera patearme como lo hizo. Sonreí, y me acaricié el vientre.
- Tienes que decirle a tu madre, Astrid - murmuró Ree.
- Lo sé. Le diré mañana. Sólo no quería pelear, ya sabes, no quería dañar el momento.
- Ella te ama, Astrid, no creo que te deje de hablar otra vez.
- Eso espero
Cuando me levanté, Ree ya no estaba. Miré la hora, y eran las 10:23. Suspiré y me cambié por un pantalón chandal y una camisa suelta, me puse unos tenis y bajé a la sala. Oí como mi tío George hacía enojar a mamá desde la cocina, haciéndome reír, papá estaba en el comedor, leyendo el periódico y Ree estaba en el patio hablando con Andrew.
Llamé a Shawn, que me respondió rápido, haciéndome sonreír.
- Me haces falta - me dice al momento de que la llamada se establece.
- ¡Sólo ha sido una noche! - respondo con una sonrisa mientras me siento en el sofá, con una mano en mi vientre.
- ¡Muchísimo! - ríe, y yo sólo sonrío -. ¿Cómo te fue con tu madre?
- Mejor de lo que esperaba, me recibió emotiva - le conté.
- ¿Ya le dijiste sobre el embarazo?
- No, aún no. Le diré más tarde.
- Vale. Por cierto, mamá te manda saludos, ya quiere verte.
- Me alegra que haya reaccionado bien.
- No sólo ella, Aaliyah está feliz porque será tía.
- Ya sabemos a quien dejarle el bebé cuando nos aburramos - le digo con burla, y él suelta la risa. Levanto la vista de mi vientre y me encuentro con la sorpresa pintada en el rostro de mi madre -. Mierda, hablamos luego, Shawn.
Colgué y me levanté de un salto. Mamá no quitó su rostro de sorpresa, así que me arrodillé frente a ella.
- ¿Qué haces? - pregunta Ree corriendo a mi lado.
- Vete, tengo que hablar con mi mamá a sola - murmuro mordaz, y ella asiente.
- ¿Cuánto tienes? - preguntó mamá después de que todos salieron de la sala.
- Cuatro meses.
- No se te notan. La genética. ¿Y el muchacho? ¿Te dejó? ¿Por eso volviste?
- ¡No! Él está feliz con la noticia, vine acá a reconciliarnos, mamá, pero si te vas a enojar por eso prefiero irme - dije levantandome.
- No, Astrid, no es eso. ¡Tienes diecinueve años! ¡Eres una niña! ¿Cómo te harás cargo de un bebé si apenas puedes contigo?
- No soy una niña, soy una mujer, madre. Tengo mi esposo, no estaré sola, yo podré con ésto. No pienso abortar si eso estás insinuando.
- ¡Nada de eso! El bebé no tiene la culpa - dice mi mamá y se deja caer en el sillón.
- ¿Entonces?
- Tienes diecinueve años, Astrid, sí, ahorita en enero cumples veinte, pero sigues siendo una adolescente. No haz acabado la universidad, el día de mañana, Dios no quiera, ese muchacho te deja y tú te quedas con un bebé y una carrera sin terminar...
- Mamá, acabaré mi carrera cueste lo que cueste, ¿sí? Yo no dependo totalmente de él. Yo sé como ganar dinero, sé trabajar y también sé apostar, así que de hambre no me dejaré morir. Sí, sé que soy joven, pero sé que no estaré sola. Aunque hasta ahora sé que existe el bebé, lo amaré con mi vida y daré lo que sea por él. Así que mamá, por favor no te preocupes por mí.
- Tú sigues siendo mi bebé - dice mi madre llorando, haciéndome llorar a mí y abrazarla -. Tú eres mi bebé sin importarme la edad que tengas, para mí siempre serás mi bebé, mi pequeña y frágil bebé que salió de mis entrañas, yo vivo, respiro, y existo por ti, no por tu padre, ni por tus tíos, sino por ti, tú eres mi razón de ser, Astrid, nunca lo olvides.
- Te amo, mamá.
- Yo también te amo, hija, nunca lo olvides, yo te amo más que a nada en éste mundo.
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Un poco emotiva pero la verdad creo que necesitaba desahogar ésto.
