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Ha Ni y Ga Eul eran amigas desde hacía casi dos años,  justo después de que Ga Eul ingresara a clases a mitad de semestre y la única compañera de la clase C que se ofreciera a ayudarla fuera Oh Ha Ni, a pesar de lo mucho que ya se le dificultaba a ella, fue ahí cuando ambas castañas comenzaron a crear un vinculo.

Ga Eul siempre se mostro amable y comprensiva con ella, y cuando le confeso de su enamoramiento por Baek Seung Jo, el genio de la preparatoria,  solo la animo a confesarse, quien quitaba y el chico le daba una oportunidad; también fue Ga Eul quien la había consolado después del frio y vergonzoso rechazo de el “idiota” como lo llamaba. 

-Tranquila, si no es él, ya llegara el indicado.- había dicho mientras le daba palmadas en la espalda.

Ga Eul conocía todos sus secretos y debilidades, así como Ha Ni los de ella, como por ejemplo el que ya llevaba un par de meses como conocida de los famosos F4de Shinwa, donde estudiaba la mejor amiga de Ga Eul, la cual solo concia de vista pero sabia se llamaba Geum Jan Di, también sabía que su amiga sentía algo por Yi Jeong, el casanova de los F4, había sido ella quien la había alentado a decírselo, tal como Ga Eul lo había hecho meses antes.

-Lo mejor que podría pasarle a ese tonto casanova es tener el amor de una chica como tú – había dicho a su amiga, lejos de lo que creyó termino consolando a su amiga el día que volvió derrotada tras un rotundo rechazo del pelinegro. – ese idiota se lo pierde, ya verás que llegara alguien mucho mejor – había consolado a la chica.

El destino no conforme con darle  a Ha Ni un amor unilateral, la llevo a vivir en casa del chico de sus sueños, su padre era amigo de la familia Baek. Los cuales eran muy amables a excepción de sus hijos, Baek Eun Jo, de 14 años, y Baek Seung Jo, de su edad 18 años. Pese a los desacuerdos entre su hijo mayor y ella, las familias llevaban ya casi un año conviviendo, y durante el último mes Seung Jo se había mudado a otro lugar, un departamento, soltó un suspiro pensando en ello.

-Para tener privacidad con su perfecta novia.

Yoon Hae Ra, su compañera de salón, 2° lugar de la preparatoria, solo después de Seung Jo,   era demasiado obvio que eran perfectos el uno para el otro.

Soltó otro suspiro y miro la hora, daban las ocho de la noche y estaba sola en casa, la familia Baek había viajado a visitar a la madre de Geum Hee, dejándola solo con su padre como compañía, no que eso le molestara, pero ya no quería el silencio del que alguna vez disfruto, eso solo le hacía pensar en todo lo que estaba pasando con ella, solo esperaba que su madre estuviera  orgullosa de ella , después de todo ella se mantenía en el tercer lugar de su clase, ya no sufría accidentes por su torpeza, sabia cocinar (no como su padre pero al menos resultaba comestible),  ahora sabia tocar el piano y el violín (como entretención),  trabajaba los fines de semana como asistente en una clínica privada, ayudaba a los ancianos y era voluntaria en un hogar de niños, si ella se esforzaba por hacer bastantes cosas para enorgullecer a su difunta madre y a su adorado padre, pero eso no se comparaba con la señorita perfección, las mejores notas, sabia tocar diversos instrumentos musicales, secretaria en un despacho de abogados, cocinaba a la perfección y era realmente bella.

Extrañaba sus momentos con la familia Baek, no quería estar sola, no ese día,  los recuerdos atacaban su mente  y lo único que lograba era confundirse y lastimarse. Un recuerdo llego a su mente, la cena de navidad hacia casi tres meses, cuando todos estaban en el restaurante de su padre celebrando, como siempre termino peleando con Seung Jo, cuando él la humillo delante de todos sus conocidos recordando lo torpe y despistada que era, como resultado ella había explotado y lo había abofeteado, él la arrastro fuera del local y ella le grito que lo olvidaría, que él ya no sería nada en su vida, cuando creyó que el se iría y la dejaría sola como siempre el simplemente bajo su rostro a su altura y la beso, no un beso tierno o dulce, fue un beso salvaje, demandante, brusco y sobre todo frio, cuando se aparto de ella, pudo ver que sonreía con burla.

-Me olvidaras, pues hazlo, si puedes – tras decirle eso le dio la espalda y se alejo dejándola nuevamente herida.

Ella regreso a la cena, fingió que nada había sucedido y como siempre se guardo las lagrimas para cuando estuviera sola no se mostraría débil ante nadie, ya suficiente compasión y lastima había recibido esos últimos meses.

Volvió a observar el reloj, las ocho treinta, donde estaba su padre?, porque aun no llegaba? Justo el día que más le hacía falta su presencia, esa noche se sentía melancólica y los recuerdos que la invadían no eran nada gratos, un nuevo momento llego a su mente, cuando el chico se fue de casa, antes de que bajara al salón donde todos los demás lo esperaban para despedirse, ella lo encontró saliendo de la habitación que hasta ese momento compartía con Eun Jo.

-Ya te vas? – pregunto ella débilmente
-Si –contesto seco
-No hay manera de que te quedes? – el negó – al menos, crees que me extrañaras? – se había animado a preguntarle pero no a mirarlo a la cara, en respuesta el simplemente soltó una carcajada
-Como podría, solo necesito mi paz, además de eso no extraño nada – ella solo fingió una sonrisa y asintió, bajando primero al salón.

Soltó una risita  como burlándose de ella misma ante los recuerdos. Amargos recuerdos que la invadían en ese momento.

-Cómo pudiste pensar que te extrañaría, si solo eres una molestia para él, tonta -  se reprendió evitando llorar, ella no era así, desde la muerte de su madre hacia ya 10 años ella evitaba soltar lágrimas, por mucho que doliera ella simplemente soportaba y sonreía en respuesta.

En momento en que miraría el reloj nuevamente para comprobar la hora, el sonido de una llamada entrante en su celular la interrumpió, su padre, suspiro al pensar que él le daría una excusa y no llegaría, dejándola sola nuevamente esa noche.
 

-Appa, donde estas? – pregunto ella apenas había contestado la llamada, el silencio reino al otro lado. – Appa?
-Disculpe – dijo una voz de  mujer al otro lado de la línea y ella abrió los ojos sorprendida – es usted familiar del señor Oh Gi Dong? – un escalofrió la recorrió.
-Si – contesto apenas audible – soy su hija.
-Señorita, su padre a ingresado a la sala de emergencias del hospital de Parang. – informo  la mujer y el mundo de ella empezó a desmoronarse a su alrededor.

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