Capitulo 6/ Beso de buenas noches

859 73 14
                                    

Johan sonrió tristemente, como si hubiese arruinado su venida. Me imagino que fue muy difícil salir del campo de trabajo. No me gustaba verlo así, pero si lo dejaba, iba a romper mi rutina, mis costumbres, mis sueños, mi reputación... no sabía que hacer, porque tampoco podía seguir hundiéndome en los recuerdos de mi pasado, tenía que seguir adelante. Pero, ¿Sería Johan la solución?

-Johan.- dije con un tono dulce. -¿Tienes dónde quedarte por lo menos?

-Pues, esta mañana baje del tren entonces... no creo.- dijo apenado.

-Prepararé la cama entonces.- Me levante y me agarró de la mano antes de que me fuera. Se paró y nuestras narices rozaron.

-¿Me quedaré aquí?- Su emoción se notaba, no la podía disimular del todo.

-Al parecer... sí.- Me soltó y fui por las cosas para prepararle la cama.

Cayó la noche y Mila jugaba junto al fuego con todos sus juguetes. Le había hecho una exhibición a Johan de todo lo que poseía. Johan lo examinaba con cautela mientras Mila explicaba para que servía cada uno de sus juguetes. Prepare Zurek para calentarnos. Cuando estuvo lista, el olor atrajo a Johan a la cocina.

-¿Acaso es Zurek?- dijo a mis espaldas mientras movía la cuchara en la olla. Yo solo sonreí mientras sentía su respiración en mi nuca. Se quedó mirando un rato como movía la sopa. A decir verdad, me quede agitándola más de lo debido para evitar que se alejara.

-¡NOO!- oi el grito de Mila desde la cocina y salí a ver qué pasaba. -¡Félix se llevó mi muñeca!- Johan salió tras Félix correteándole para arrebatarle la muñeca de la boca.

Salí al jardín a ver si lo lograba. Félix era un perro bastante grande y fuerte, por lo que logró tirar a Johan al suelo. No pude evitar reírme a carcajadas. Después de tiroteos, lamidos, jadeos, correteos y mordidas allá abajo... Johan logró sacarle la muñeca del hocico.

-Toma.- dijo sonriendo con todo el lodo en la cara despeinado y desfajado.

-Te costó, y mucho.- dije aún riendo.

-¿Qué te digo?.- Alzó los hombros.

-¿Quizá te quieras bañar antes de cenar?- dije señalando su aspecto.

-Quizá si.- dije riendo.

-Báñate en el cuarto de visitas. Te llevaré ropa limpia de Emmil.

-Si no es molestia.

Lo lleve al baño y subí rápidamente por ropa limpia. Abrí el closet de Emmil y me llegó su fragancia. Me quede quita un momento, es como si él quisiera que me quedara viuda y triste por siempre. Agarre la ropa y baje nuevamente.

Toqué la puerta esperando a que Johan abriera un poco para poder dársela. Pero para mi sorpresa abrió  la puerta entera. Tenía enrollada una toalla en su torso dejando ver su abdomen. Recordé aquella vez cuando lo encontré en el río dándose un chapuzón. Trate con todas mis fuerzas mirarlo a los ojos directamente pero tengo que admitir que ese campo de trabajo le vino de maravilla.

-Gracias.- dijo amablemente agarrando la ropa mientras cerraba la puerta. Me quede frente a ella y resoplé.

Me dirigí a donde estaba Mila, quien seguía jugando. Puse la mesa y traje el Züreck. Llamé a Mila a la mesa y me senté. Esperamos a Johan mientras servía el zurek.

-Me muero de hambre.- dijo Johan mientras se sentaba ansioso. Le serví una cucharada grande de sopa y se dejó llevar por el aroma tan delicioso. Le dio la primera cucharada y cerró los ojos para poder disfrutarla mejor.

Edelweiss: el pasado al acechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora