Capitulo 7/ Obstáculo en el camino

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Había pasado una semana ya. Una semana llena de alegría en la casa con Johan de vuelta. A decir verdad, no me molestó en lo absoluto su llegada. Incluso hasta podría incluirlo definitivamente en mi vida, pero lo tendría que pensar dos veces.

Se acercaba el día de la famosa comida de los Jakov, a la cual asistían todos los miembros de la familia. A Emmil le encantaba ir y a Mila ni se diga. Aún no sabía si decirle a Johan que viniese, ya que no sé si estaba lista para que me vieran con alguien, y menos si era la familia de mi esposo muerto.

Tenía que preparar el postre, todos los años me lo pedían y todos los años lo llevaba. Saque todos los ingredientes mientras Johan leía en el jardín y Mila dormía una siesta. Abrí las puertas del mueble y para mi mala suerte se me cayeron todas las ollas encima haciéndolo un estruendo.

-¿Qué pasa? ¿Bianka estas bien?- corrió Johan a ayudarme.- Oi desde afuera el escándalo.

-Si, si. Me pasa siempre, descuida.- Alcé las ollas y las puse de nuevo en su lugar.

-¿Para qué tantos ingredientes?- dijo con una sonrisa admirando toda la comida.

-Respecto a eso... tengo algo que decirte.- lo invité a sentar a la pequeña mesa que había en la esquina de la cocina.

-Te escucho.- dijo atento con su mirada penetrante.

-Todos los años la familia de...- No pude terminar ya que me interrumpió al instante

-De Emmil hace una comida en la que todos llevan algo y van tooodas las personas que tengan el apellido Jakov.... me lo dijo Natia.- tenia que ser la que habla hasta por los codos.

-Eh, si así es.- dije apenada puesto a que no se enteró por mi.

-Y... no sabes si invitarme o no, ¿verdad?- dijo sonriendo. Alce mi mirada porque fue Justo lo que tenía en mente. Asentí lentamente.

-No te preocupes, lo entiendo.- amplio aún más su sonrisa. Era tan... lindo. Nos quedamos mirando un momento cuando alguien toco desenfrenadamente la ventana. Inmediatamente rodee mis ojos porque sabía quien era... Natia.

-¡Cuñadaaa! ¿Donde estas?- entro corriendo a la cocina.

-¡Sh! Mila duerme.- Me pare a recibirla.

-Lo siento.- susurró. -sabiaa que ibas a hacer las galletas y vine a ayudarte. Oh, hola Johan- dijo dándole una palmada en la espalda.

-Esta bien.- dije un poco resignada.

-Johan, dime.- Se metió un trozo de pan a la boca.- ¿vendrás?- Johan negó la cabeza y Natia se sorprendió. -Bueno, que bien oír eso. Te invitaré yo como amigo.- dijo riendo.

-¿Qué?- Johan y yo dijimos al unísono.

-Si, no te puedes perder esta comida, entonces te invito yo. Vendrás el sábado.- Natia siguió preparando las cosas para hornear las galletas y yo mire a Johan al mismo tiempo que él a mi. Alzó sus hombros y comenzó a ayudar igualmente.

Ya que las galletas estuvieron en el horno fuimos a la sala a tomar un poco de té.

-¿Y bien? ¿Qué ha pasado con todos tus otros compañeros?- preguntó Natia a Johan mientras sorbía el té.

-Pues, algunos fueron mandados a campos de trabajo y otros fueron a juicio. Yo, por ejemplo, primero fui mandado a juicio y después al campo. Retiraron los cargos contra mi, tuve suerte ya que otros soldados de mi mismo rango fueron ejecutados.

-Bueno pero ya estás a salvo.- dije dejando la taza en su plato tratando de cambiar el tema.

-Y, ¿te pueden hacer algo ahora?- A veces Natia era un poco incongruente.

-No lo sé. En teoría no, no tengo cargos pendientes- Johan paró un momento y tragó espeso. —Pero ya sabes, la venganza se respira en las calles aún.- Johan sonrió genuinamente. Mientras platicábamos del suceso terrible, oi los quejidos de Mila y fui a verla.

-¿Ya despertaste Mila?- dije haciéndole cosquillas.

-¡Ya mamá!- gritó entre carcajadas.

-Anda ven a tomar un poco de té.- Se paro corriendo hacia la sala en busca de su libro para colorear.

Fui detrás de ella y me encontré con la escena de Natia y Johan riendo al unísono. Natia se había puesto en mi lugar, quedando tan cerca de Johan como yo estaba de darle un golpe. Yo nada más mire a Natia, coqueteándole y riéndose de cada tontería que decía.

-¿Acabaste?- dije interrumpiendo de pronto recogiendo su taza.

-Si, gracias.- dijo con una sonrisa molesta. Retire su taza junto con la mía y la lleve a la cocina. Mientras lavaba los trastes que habían quedado, divise a un hombre pasando por la ventana directo hacia mi puerta. Me quede extrañada, ya que no reconocí quien era. Me seque las manos y me dirigí a la entrada.

Abrí la puerta después de que tocara el timbre y me topé con un hombre alto, de saco, ojos castaños y pelo rubio.

-Guten Tag, Fräulein. Würdest du mich so gerne durchgehen lassen? Ich habe noch offene Angelegenheiten mit Herrn Himmel zu klären.- yo me quede perpleja. ¿Que asuntos tenia con Johan? Más bien, ¿como sabía que Johan deparaba aquí?

-Eh, si pase.- dije un poco insegura pero antes de que lo dejara pasar Johan apareció detrás de mi.

-Espera.- Me tocó el hombro para que me hiciera a un lado. Comenzaron a hablar en Alemán, del cual entendía un 10%. No quise quedarme allí entrometiéndome así que fui con Natia de nuevo a la sala. Oímos como la conversación se iba prendiendo cada vez más, ambos reclamaban y se gritaban. Johan parecía un poco más enojado que el otro. La conversación terminó con un azotón de puerta por parte de Johan.

-¿Todo bien?- dijo Natia robándome las palabras.

-Si, ¿todo bien?- dije resaltando la frase que YO iba a decir.

-No lo se.- Johan suspiró.

-¿Quien era?- dije rápidamente antes de que Natia preguntara algo más.

-Un viejo compañero de mi padre.- alce ambas cejas porque sabía que cuando Johan mencionaba a su padre no eran buenas noticias.

-¿Y que quería?- pregunto Natia entrometiéndose. No pude hacer nada más, más que rodar mis ojos.

-Es mejor que... que vaya a tomar aire fresco.- dijo Johan con la mirada clavada al suelo.

-Esta bien.- dije con gentileza acompañándolo a la puerta. -¿Estarás bien?- Johan sonrió mientras que asentía. Cerré la puerta despacio y Natia apareció detrás de mi.

-No, no la cierres que ya me voy.- dijo con un tono chirriante.

-Me es extraño, solo te apareces cuando Johan se encuentra conmigo.- en mi rostro apareció una sonrisa burlona, era tal cual como un obstáculo en el camino. Natia solamente refunfuño y me dejo.

-Al fin.- suspire y fui con Mila quien se encontraba en el jardín con Félix.

-Mama mira.- dijo dando una voltereta que con trabajo parecía tal. Yo reí con ternura al verla y me le uní. Las dos comenzamos a hacer cientos de piruetas, unas mejores que las otras. No se quien estaba peor si mi hija o yo.

Al cabo de un rato, a Mila le entro un hambre tan voraz que comenzó a quejarse. Con todo lo que había pasado se me había olvidado hacer algo de comer, por lo que tuvimos que salir.

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Holaa💕

Ya entré a la universidad por lo que mis actualizaciones serán algo lentas :/ pero ya tengo varios capítulos escritos así que por falta de contenido no se preocupen, lo tengo bajo control.... creo.

Gracias por leer! Comenten lo que les esta pareciendo hasta ahora y qué opinan del regreso de Johan😯

Edelweiss: el pasado al acechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora