Camila estaba boca abajo en el sillón, Elizabeth estaba sentada con sus pies encima de la mesa mirando el vídeo que estaba en el celular de Camila. Repitió el vídeo tantas veces, «no quiero que te metas en mis asuntos, no quiero que te metas en mis asuntos, no quiero que te metas en mis asuntos, no quiero...» Camila se desesperó.
- Enserio, ya basta
- Es que, no sé qué decir al ver este vídeo, no entiendo como ese viejo. Disculpa es tu padre pero es que.- estaba tan enojada que no lograba pensar con claridad.
- Ni yo lo entiendo.
Elizabeth se paró y empezó a caminar de un lado a otro. Murmuraba, pero no se le entendía nada. Paró en bruto y miro a Camila.
- Es como si estuviera ocultando algo, en la escuela me dijo exactamente lo mismo, como si estuviera ocultando algo e inconscientemente dice «no quiero que te metas en mis asuntos»
Camila la miro y rodeo sus ojos con una sonrisa, pensó que Elizabeth tenía mucha imaginación.
- Bien, ya basta – dijo Camila sentándose en el sillón. Elizabeth la ignoraba. – tengo otra cosa más interesante que decirte.
Eso llamó la atención de Elizabeth, Camila se paró lentamente y se acercó a ella.
- Es sobre Hermano, no sé cómo explicarlo, pero tienes razón.
- ¿en que tengo razón?
- Bet, necesito que te concentres. – Elizabeth asintió – ¿tienes bicicleta?
- No sé a qué viene eso, pero no.-
Camila se paró y abrió la puerta. Elizabeth no comprendía lo que decía ni lo que hacía, también se acercó a la puerta y vio una bicicleta, sabía lo que Camila estaba pensando cuando la miro.
- ¿De quién es esa bicicleta?
- Ni lo pienses, no robaré esa bicicleta- Camila tomo una nota adhesiva y escribió en ella – no robaré esa bicicleta.
- Bien, entonces la robo yo.
Camila salió de la casa y fue a pegar la nota adhesiva en la puerta del vecino, luego tomo la bicicleta y se subió en ella para pedalear. Elizabeth tomo las llaves y una chaqueta, se aseguró de que estuviera bien cerrada la puerta y monto la bicicleta de Camila y pedaleo para alcanzarla.
Salieron del pequeño pueblo Havley, siguieron por la carretera por un buen rato, una media hora sin contar todas las paradas que se tomaba Elizabeth para descansar, hasta que llegaron a una casa grande. Camila bajo de su bicicleta y abrió el portón, Elizabeth la siguió. De la casa salió una abuela de unos 60 a 70 años a recibirlas, Camila la saludó amorosamente, Elizabeth se presentó y ambas entraron a la casa.
- ¿Qué hacemos aquí? – le susurró Elizabeth en el oído a Camila.
- Por favor siéntanse como en su casa. ¿algo para comer? – ambas negaron con la cabeza. – hace tiempo que no venías Camila, si lo pienso bien fue hace... - tapo su boca.
Elizabeth seguía sin e tender lo que ocurría, le parecía que había dicho algo malo.
- Hace tres años. Lo sé, mucho tiempo. – Camila se paró del sillón.
- ¿Qué es lo que te trae por acá? – dijo la abuela dejando unas galletas en la mesa de centro. – no creo que sea venir a verme.- Camila se rio.
A Elizabeth se le vino un pensamiento que aclaro todas sus dudas, si no le fallaba la memoria su hermano había muerto hace tres años, ¿pero qué hacían exactamente en ese lugar?
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Al borde de todas las mentiras
Misterio / SuspensoDos desconocida que se vuelven amigas, descubren que sus vidas estaba cubierta de mentiras. viven varias aventuras juntas descubriendo a las personas que venden o fabrican drogas, son secuestradas, se enamoran e incluso descubren cosas que jamás pen...