Al borde de todas las mentiras

Capítulo 10: "doctor"

Al día siguiente le dieron una charla en el gimnasio, la inspectora le explicaba la situación a todos los presentes, el colegio fue altamente afectado. «Como podrán haber visto en las noticias, o escuchar en las radios lo sucedido, lamentamos mucho la situación, claramente el director ya no está a cargo, la escuela está siendo evaluada, ha sido de excelente calidad hasta ahora. La escuela no se cerrará, pero si llegará un nuevo director que mantendrá todo en orden. La droga que se encontró está siendo analizada, es de alto riesgo y por suerte no tuvimos ninguna desgracia. En este día perdimos a dos profesores que fueron buenos enseñando, uno por un acto erróneo está pagando como debe, y como ya sabrán el profesor Richard ha sido trasladado del establecimiento por seguridad propia, no quedan noticias que informarles, no habrán clases hasta nuevo aviso, pueden retirarse» se escuchaban murmullos por todas partes. Algunos celebraban pero otros estaban triste por la noticia del profesor Richard. Elizabeth estaba triste, no quería que las cosas quedarán así.

- Es mejor que esté en un lado seguro.

- ¿mejor? Ya no lo volveremos a ver. – dijo gritando Elizabeth

- Bet, cálmate, ¿prefieres verlo en un ataúd?

Elizabeth negó con la cabeza y se dio cuenta que esa era la mejor opción. Joan abrazo por la espalda a Elizabeth y se quedaron los tres en silencio esperando a que todas las personas salieran del gimnasio, algunos se empujaban incluso golpeaban a sus compañeros.

- Parecen animales en busca de una presa.

- ¿parecen? Yo diría que lo son. – dijo Joan corrigiéndole a Camila.

Cuando salieron del gimnasio se fueron a comer al "sabrosito" en aquel lugar estaba Nanin esperándolos, a su lado estaba un joven de barba. Se sentaron a su lado, al verlos Nanin se paró y los beso con mucha emoción.

- Ustedes salvaron mi pellejo, realmente se los agradezco. Déjenme invitar la comida.

Pidieron de comer, estaban todos felices de saber que el señor Alfredo pagaría por sus delitos, pero no sabían que un hecho cambiaría las cosas.

- La verdad estuvieron a punto de despedirnos. Pero gracias a ustedes tuvimos dos reportajes.

- ¿Dos? -dijo Camila sin comprender.

- Si el de ayer y hoy.

Ninguno de los tres comprendía lo que decía Nanin, se miraron entre ellos sin entender nada. Nanin cuando los vio se dio cuenta que todavía no sabían la noticia.

- ¿El de hoy? -pregunto Elizabeth.

- Oh por dios, todavía no se enteran. Ayer arrestaron al señor Alfredo, pero hoy en la mañana lo encontraron muerto.

Los tres quedaron a boca abierta sin comprender lo sucedido. A Camila se le devolvió el estómago y tenía ganas de vomitar.

- Dicen que se suicidó. Eso confirma que él era culpable, más pega para mí. Aún que su hija no paraba de gritar que él era inocente.

Nanin no reflejaba ningún rastro de culpa por sus palabras ni siquiera tristeza por el suicidó de un humano. Camila se paró y salió corriendo al baño, Elizabeth se disculpó y la siguió. Elizabeth cuando llegó tocó la puerta, estaba cerrada.

- ¿Camila te sientes bien?

Luego de un momento salió Camila, sus ojos estaban hinchados, seguía llorando.

- ¿Cómo podría estar bien? Matamos a un hombre, a un padre. No sabía que tenía hija.

- No te sientas culpable, no es tu culpa.