Capítulo 9: "una pequeña luz en la oscuridad"

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Camila cerró la puerta y entró a la sala, se dirigió donde el profesor Richard y le pidió disculpas, no fue correcto tratarlo tan mal, además se disculpó por involucrarlo en el problema, pero el profesor Richard solo se rio y pregunto quién era el profesor.

- Bien, no lo van a creer, enserio, aún no lo creo yo. – dijo Camila buscando el vídeo.

Joan entro a la sala, cerró la puerta y pregunto cómo les había salido todo, pero al ver al profesor Richard adentro quedo a boca abierta, tuvieron que explicarle todo, también el hecho de que el profesor Richard no era el que vendía drogas. Camila mostró el vídeo, la persona llevaba los mismos zapatos, pantalones, pulsera y anillo, y al mostrar su cara quedaron a boca abierta, nadie lo creía, ni siquiera el profesor Richard.

- Lo sé – dijo Camila. – es difícil de creer, jamás se me pasaría por la mente que el profesor Alfredo vende drogas en el colegio.

- Fue nuestra culpa, no debimos descartarlo por pensar que el solo sigue las reglas, tuvimos que hacerle la primera prueba como lo hicimos con todos los profesores. Dijo Elizabeth mirando el suelo.

- Por ese pequeño error sacamos conclusiones erradas. Disculpe profesor Richard.

Joan no tenía palabras, estaba sorprendido todavía, el profesor Richard aún no entendía todo lo que sucedía, estaba procesando toda la información. Camila pasó el último vídeo al pendrive, estaban listos para ir con el director a mostrarle todo.

- Basta, es mucha aventura en un día para ustedes, yo iré hablar con él, quiero que eviten este problema.- dijo el profesor Richard.

Todos se sintieron más aliviados, así evitarían levantar sospechas de que ellos planearon todo y se sentirían más tranquilos. Aceptaron la oferta, esperaron al profesor Richard en el lugar donde siempre almorzaban, el "sabrosito", estaban nerviosos por saber cómo le había ido. Pasaron varios minutos y todavía no se veía nada, ordenaron para comer y aun no llegaba, comieron todo y seguía sin llegar, cuando al fin llegó su cara no era animada y parecía frustrado, se sentó en la mesa sin poder mirarlos a la cara.

- Solo tengo desgracias en mí, pésimas noticias, no es un buen día, la palabra pésimo día, le queda corta.

«Al entrar a inspectoría pedí hablar con el director, no se encontraba y por eso me demoré. Cuando llegó le conté lo sucedido, también le mostré las pruebas y que yo no levantaba ninguna calumnia, el director no se sorprendió, sólo me grito que espiar a las personas era indecente. Me despidieron, ahora no tengo trabajo, además me quito todas sus pruebas por las que habían estado trabajo, lo siento, les falle. » El profesor Richard se puso a llorar. En primer lugar la culpa no era de él, está no era su lucha y Camila se sintió culpable por haber aceptado que las ayudará, otra vez estaban solas y sin ayuda para resolver el problema. Las pruebas que habían perdido no les importaba, tenían más de una copia en caso de emergencia, sabían que podía pasar algo así, pero rogaban que no pasará.

Los tres se fueron a casa de Elizabeth, su tío los estaba esperando con la once lista. Ninguno habló durante la comida, todos estaban sin ánimos y pensando en cualquier cosa, menos en el presente.

- ¿Quién se murió? – pregunto tío Ben – lo digo por esas caras de culo.

Llamo la atención de los tres, pero luego volvieron a mirar sus platos, apenas comían.

- Mal día – dijo Camila.

- Pésimo- le siguió Joan

- Es una porquería. – luego Elizabeth.

Al borde de todas las mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora