Capítulo 52

341 25 1
                                    

"Uno solo hace esa clase de sacrificios por las personas que amas"

Después de un buen rato de estar admirando a la nada, decido comenzar mi no productivo día. Ato mi cabello en un moño y me levanto de la cama para trasladarme a la sala principal, arrastrando mis pies y luciendo literalmente como un muerto viviente me obligo a ir a la cocina para tomar un paquete de galletas y un poco de leche. No es un comida decente para las 3 pm. y estoy consciente de ello pero tampoco me apetece prepararme algo.

Dejo salir un quejido de pura frustración. Realmente detesto esta sensación, me hace sentir exasperada y sin control de mi misma (cosa que odio más que las mentiras). Me pongo tan idiota cuando me rompen el corazón que me dan ganas de darme contra la pared para hacerme
reaccionar.
Se que necesito un par de días para permitirme sentir lo que corresponde y después seguir adelante. Estaré bien, como siempre.
Aún así no deja de ser estresante.

Le doy un mordisco a mi galleta y tomo mi libro de la mesita, observo a Hellen entrar con las manos cargadas de bolsas al tiempo que me siento sobre el sofá. Ella me da un rápido vistazo y yo me dedico a continuar leyendo, ansiosa de sumergirme en las páginas.

Han pasado alrededor de dos horas y yo sigo con la nariz metida en el libro, por lo menos he podido olvidarme por unos instantes de mis tristes y miserables problemas.
Pero ahora que lo pienso bien... que tú madre que por cierto es una peligrosa traficante este detrás de ti y quiera dañarte, ¿es considerado un típico problema de adolescente?
Lo dudo, pero de lo que si tengo certeza es de que es una mierda. No se imaginan cuanto desearía tener los problemas cotidianos entre madre e hija, como que me castigue por no ordenar mi habitación, ya saben. Lo que tengo a cambio es un puñado de hombres cincuentones amenazando mi seguridad e integridad, oh y un padre sobre protector 24/7. Tampoco es como si pudiera reprochárselo.
Y como un extra a toda esta desastrosa situación, mi cabeza está hecha un lío, no se donde comienzan ni terminan mis pensamientos. Creo que nunca me había sentido tan confundida, bueno haciendo excepción a los 12 años cuando tuve mi primer periodo y papá se empeñaba en explicarme qué ocurría con mi cuerpo, o al empezar a tener mis primeros arranques rebeldes en los que me escapa para ir a beber alcohol a escondidas con mis amigos y creerme cool por eso, pero claro que esa es otra historia.

Suspiro al darme cuenta que nuevamente me perdí en mis pensamientos y ahora Hellen está sentada junto a mi, observándome detenidamente. Tal vez es por mi cara de idiota viendo hacia la nada.

—Pasamos por el restaurante chino que tanto te gusta.—rompe el silencio y me
tiende la bolsa con comida.

Hellen sabe que estoy molesta y este es uno de sus intentos por redimirse.
No quiero hablar con ella pero tampoco quiero ser grosera así que simplemente tomo mi bolsa y respondo secamente un Gracias.
Mi estómago ruge así que me apresuro a tomar mis palillos y meter un bocado en mi boca como la desquiciada que soy, degusto con tranquilidad mi comida hasta que me percato de que Hellen no aparta su mirada de mi como si quisiera decirme algo pero no encuentra la manera de hacerlo, así que yo me adelanto.

—Lo sabias, ¿cierto? —clavo mi mirada en ella, su rostro se entristece y vuelvo a presenciar ese maldito sentimiento de culpabilidad— Increíble.—susurro con sarcasmo.

Creo que ya no queda nadie más que me pueda traicionar.

—No me correspondía a mí decírtelo.—dice en tono de disculpa.

—Si bueno, tampoco es que me sorprenda.

En ese momento entra papá y se acerca a nosotras.

—No seas tan dura Ariana, yo le pedí que no te contara nada.
Me quedo callada por que no se que más decir, para ser honesta estoy agotada—.¿Podemos hablar?

Dangerous love» jarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora