No te has pasado un poco, campeón?—le pegunté a Steig.
Estaba sentado sobre la cama de mis padres, con los pies cruzados sobre el edredón y mirando directamente hacia la puerta del baño. Steig salió en aquel momento del baño, con el cuerpo mojado, una tolla atada a la cintura y otra en la mano con la que se secaba el pelo. Tenía que reconocer que para ser un cuarentón, mi padre seguía siendo muy atractivo, aún era uno de los hombres más deseados del país, según las revistas del corazón.
—Nos ha hecho pasar un infierno a tú padre y a mí—dijo, parándose frente a mí—. No puedes negar que se lo merecía.
—Sí que se lo merecía—admití—. Pero no sé, papá, hacer eso delante de todos, tú nunca nos has puesto la mano encima, pegarle...
—Ese bofetón me ha dolido más a mí que a él—suspiró agotado—. Por favor, cariño, no me hagas esto ahora, han sido unos días muy duros, y yo estoy muy cansado...
—Claro—me levanté de la cama de un salto y caminé hasta él, le rodeé la cintura con las manos y me abracé a su cuerpo—. Lo siento.
—Me alegro de que estés aquí—mi padre me dio un beso en la cabeza y luego nos apartamos.
—Y yo me alegro de estar—mentí. Sonreí y luego caminé hasta la puerta para marcharme—. Buenas noches.
—Buenas noches—me contestó él.
Salí del cuarto y me encontré de frente con Bay, que venía del cuarto de Lip, aún estaba triste, pero había dejado de llorar y parecía estar más tranquilo.
— ¿Cómo está?—le pregunté en cuanto estuvimos lo suficientemente cerca como para poder mirarnos a los ojos.
Ya todos los que habían estado en aquella casa, se habían ido marchando poco a poco, hasta que nos quedamos solo nosotros y los guardas, que eran ya como parte de la familia. De todos modos, la gran casa de campo estaba en aquel momento de lo más silenciosa que yo había visto en toda mi vida.
—Arrepentido y triste—suspiró mi padre—. Jamás le había visto así, mi niño alegre..., Dios mío, ¿cómo ha podido ir cayendo en este estado de desolación sin que yo me diera cuenta?
—No ha sido tú culpa—me acerqué a mi padre y le abracé igual que había echo minutos antes con Steig—. Ha sido mi culpa, le dejé solo cuando más me necesitaba.
—Cariño...—mi padre me besó en la cara.
—Tranquilo—le dije en cuanto me aparté—. Ahora estoy aquí, todo volverá a ser como antes, ya lo verás.
—Cuanto te he echado de menos, tesoro—me dio un nuevo beso y yo sonreí—. Y cuanto me alegro de tenerte de vuelta.
—Ya—sonreí y me aparté para seguir caminando por el pasillo—. Hasta mañana, papi.
—Que descanses—me respondió él.
Esperé a que llegara hasta su cuarto y lo vi entrar. Luego me giré de nuevo y me paré frente a la puerta de Lip. No sabía como empezar una conversación con mi hermano en aquel momento, habían pasado tantas cosas, nos había acompañado el silencio durante tantos días, tantas semanas...suspiré de nuevo y giré el pomo.
......................
Estaba de espaldas y a oscuras, por lo que vi perfectamente el resplandor de la luz del pasillo inundar la habitación. Alguien había entrado, y supuse que serían o Steig o Alain, por que papá acababa de irse de allí hacía unos minutos. Había sido una conversación dura, llena de reproches y arrepentimientos por ambos sentidos.
La persona se tumbó en mi cama, tras de mí, y me abrazó con fuerza, enterró la cabeza bajó el arco de mi cuello y suspiró fuertemente, supe de inmediato quien era, habíamos echo aquello tantas veces, bueno, en realidad era yo quien lo había echo tan a menudo, que yo tenía que haber dejado de sentir para no darme cuenta de quien era el que me abrazaba.
—Sí me lo hubieras contado, no me hubiera marchado—susurró—. No te habría dejado solo.
—Quería que te quedaras por mí—contesté agotado mentalmente para tener aquella conversación en aquel momento—no por lo que yo pudiera contarte.
—Sí de verdad tenias la necesidad de saber de mi relación con Adrien para entender mi comportamiento, debiste de decirme como te sentías—me dijo—. Yo te habría explicado todo lo que necesitaras saber.
—Era algo muy íntimo—repuse.
—No voy a explicarte la intimidad del sexo con él—aseguró—. Pero sí las sensaciones. Adrien nunca me maltrató, eran simplemente juegos erótico, sensaciones sexuales nuevas, pero nunca me hizo daño, no como esa mujer te ha hecho a ti...
—Ella no es mala—me giré de inmediato para mirarle a la cara y que no pensara mal de Meredith—. Me ha ayudado mucho.
—Ale me ha contado lo de los moretones—repuso él.
—Bueno, no te voy a negar que se comporta como una gran hija de puta cuando sostiene una fusta—sonreí yo—. Pero yo siempre pude decidir, podía pararla siempre que quisiera.
— ¿Y por que ibas a querer tú que ella te pegara de esa forma?—me preguntó con una incipiente cara de horror.
—Me relajaba—admití—. Me hacía sentir bien, era algo que no estaba en mis manos, algo en lo que solo tenía que dejarme llevar, allí no tenía que pensar en nada, me liberaba de todas mis mierdas, me sentía bien...
—Pero eso no soluciona nada—mi hermano me acarició el pelo con ternura y yo cerré los ojos—. Adrien me hizo daño, pero no físicamente, sentía celos de ti, y por eso sacó aquellas fotos, se comportó como un capullo y yo decidí que si él me quería cerca te tenía que quererte cerca a ti también, por eso me marché, por eso terminamos, Lip, no tienes que obligarte a entender algo, por que simplemente no hay nada que entender, todo es muy simple, se acabó y yo me fui...
— ¿Y le has olvidado?—quise saber, entendiendo por primera vez por que había tomado la decisión de irse. No había sido por mí, ni por nuestra discusión en aquel restaurante, ni tampoco por que quisiera alejarse de mí por que yo era muy posesivo con él, ni siquiera por que no compartía mis gustos acerca de la universidad a la que yo quería ir, no, no había sido por mí, había sido por Adrien.
—Bueno—sonrió pícaramente, como en otras ocasiones había echo yo—me lo he pasado bien, sí.
— ¿Y como voy a solucionar todo esto?—le pregunté repleto de dudas y remordimientos—. Está Steig, y Elena me tiene echo un lío, y está la universidad, apenas he estudiado nada y los exámenes son la próxima semana, ¿Qué voy a hacer?, estoy tan perdido...
—Se te olvida que estoy aquí—me dijo volviendo a pasear sus manos por mi cara—. A Steig se le pasará, estudiaremos los daños y tiritas para el asunto de Elena, y en cuanto a la universidad, tienes suerte de tener al mejor estudiante tumbado frente a ti, pasarás esa nota, por que somos Steig, tú y yo.
—Alain, siento haber sido tan idiota contigo—me disculpé dejando que una lágrima de amor por él me resbalara por la mejilla—. Me siento idiota por haber dejado de hablarte.
—Shhhh—me dijo atrapando aquella lágrima entre los dedos—. No pasa nada, tranquilo, ahora duerme tranquilo, yo estoy aquí, todo esta bien.
Y lo hice por primera vez en semanas, dormí placidamente durante toda la noche, pensado que con él de vuelta, todo estaba bien otra vez.
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CRÓNICAS STEIG "LIBRO DOS"
Teen FictionLAS AVENTURAS DE BAY Y LIP CONTINUAN CON SUS HIJOS