Me había duchado en un tiempo record, me había vestido y luego había salido de casa a toda prisa. Era sábado, por lo que sabía que Meredith estaría en su casa, así que en menos de media hora, y aún muy furioso con mi situación y la conversación con mi padre, me presenté en la puerta de su casa.
—Lip—ronroneó ella, ya que era evidente que no me esperaba.
—No digas nada, por favor—le supliqué—. Solo déjame entrar, no me eches y no me preguntes nada, necesito... necesito estar aquí, por favor.
La mujer me miró compasiva y se apartó para dejar que yo entrara dentro de su casa. Llevaba ropa de sport, unos short cortos de color blanco y una blusa desgastada de color rojo, llevaba la melena rubia recogida en una coleta desordenada.
— ¿Qué ha pasado?—inquirió—. ¿Por qué estás así?
—No quiero hablar de eso—me giré y la miré con los ojos ardiendo de rabia y las manos temblorosas—. Pero necesito que me controles, por que estoy muy enfadado y siento que estoy apunto de ir a buscar pelea con el primer idiota con el que me encuentre por la calle.
—Eso no sería buena idea—repuso ella negando con la cabeza y mirándome como si fuera un loco desquiciado.
—Lo sé—convine—. Por eso estoy aquí, necesito que aplaques lo que estoy sintiendo...átame, amordázame, azótame, por favor, lo necesito, necesito que me controles de algún modo...
—Con una condición—aceptó mientra asentía con la cabeza.
—Lo que quieras—dispuse de inmediato.
—Cuando te tenga bien domado y tranquilo—comenzó mostrando una sonrisa de suficiencia—me contarás lo que ha pasado.
Asentí una sola vez de manera brusca y luego me giré hacia el pasillo.
—Te espero arriba.
Apenas tardé cinco minutos en subir al cuarto, quitarme toda la ropa y esperar la llegada de la señora Meredith Raydor, o como a ella le gustaba que la llamara allí, la "ama"
—Ponte donde siempre—me dijo señalando los postes en los que se había convertido la gran X que siempre lucía allí—. Con las manos por encima de la cabeza.
Obedecí de inmediato y me coloqué donde y como siempre. De momento no estaba excitado, no podía evitar seguir sintiendo coraje por que le había pedido a mi padre la única cosa que podía aliviar un poco toda aquella mierda que sentía por dentro, y él me la había negado aún sabiendo lo mucho que yo estaba sufriendo. Guardé silencio y esperé mientras Meredith me ataba con las muñequeras a los postes, mientras lucía su pronunciado escote frente a mi cara, pude oler el gel de baño que utilizaba la mujer y tuve el deseo de inclinarme hacia delante para meter mi nariz entre sus pechos, sin embargo estaba atado y no podía hacer eso. Meredith retrocedió, me miró con los ojos entornados y lascivos, haciendo que yo me sintiera más impotente aún. Sin embargo algo comenzó a despertarse en mi entrepierna, por que pude percibir en el brillo de sus ojos lo mucho que ella me deseba, y lo mucho que disfrutaba al tenerme de aquel modo.
—Estás tan sexy atado así—me dijo mirando mi pene, ya marcado, en mis boxer de color carne.
Se acercó hasta quedar frente a mí, metió los dedos por el borde de mis calzoncillos y, sin ninguna prisa, me los bajó por las piernas lentamente hasta quedar arrodillada frente a mí. Sin apartar la mirada de mi cara, estrujó mis calzoncillos y se los llevó a la nariz para olerlos.
— ¿Qué bien hueles?—aventuró antes de lanzar mi ropa interior al suelo y mirar a mi pene erecto frente a ella—. Luego jugaré un poco con eso—dijo señalando mi polla antes de dirigirse hacia uno de los estantes para agarrar la fusta de siempre—pero antes...
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CRÓNICAS STEIG "LIBRO DOS"
Fiksi RemajaLAS AVENTURAS DE BAY Y LIP CONTINUAN CON SUS HIJOS