SIETE

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Bueno, ¿Qué piensas?—le pregunté—. ¿Está muy mal?

Estaba en mi cuarto, enseñándole el culo a mi prima, después de haberle contado lo ocurrido la noche anterior con Meredith Raydor. Ella había venido a casa con la tía Ruth y el tío Alejandro para ayudar con el equipaje. Ya había entrado el verano, así que ya era hora de que mi familia se mudara a la casa de campo para pasar las vacaciones.

—Pienso que tú y tu hermano estáis mal de la cabeza—la chica presionó mi trasero con un dedo y yo solté un grito.

—Bruta, no aprietes tanto que me duele—me quejé apartándome y subiéndome los pantalones y la ropa interior.

Me alejé de ella y me apoyé sobre el escritorio, al principio había pensado en sentarme encima, pero pronto deseché esa idea. Ale me miraba entre divertida e incrédula.

— ¿Por qué hiciste algo así?—preguntó levantando una ceja sin nada de curiosidad, era por pura cortesía de la conversación que yo había iniciado.

—Bueno, Alain lo hizo—me encogí de hombros—. Quería saber si la experiencia merecía de verdad la pena como para que me hubiese mentido tanto y me hubiese engañado.

— ¿Y bien?—Ale levantó una ceja.

Volví a encogerme de hombros.

—Solo me ha quedado claro que duele—conteste haciendo un mohín con los labios—. Pero Meredith está muy buena y sabe lo que se hace, Dios, me puso a mil...

—Vale—me cortó mi prima con cara de asco—. Ahórrame los detalles, por favor. No quiero saber como te tiraste a una mujer que podrías se tu madre.

—Yo no tengo madre—le recordé—. Además, tampoco me acosté con ella.

—Solo te azotó—apuntó ella mientras sonreía con toda la boca abierta a grandes carcajadas y mostrando una ironía muy propia de ella cuando quería confundirte más.

—Y me hizo una mamada—añadí incómodo por su risa ante mi malestar físico.

—Por favor, he dicho que me ahorres los detalles—insistió ella sin parar de reír. Se tumbó en mi cama y se abrazó a uno de los almohadones.

—Mira, yo solo sé que quiero volver a verla—admití cuando ella volvió a incorporarse y me miró fijamente.

—Deberías hablar con Alain—me propuso ella—. Dejar que se explique, de todos modos, creo que Adrien jamás le hizo tanto daño, físicamente, claro.

— ¿Qué quieres decir?—inquirí con curiosidad.

— ¿Por qué crees que Alain se ha ido?—indicó—. Por que después de lo de las fotos, tu hermano cortó con él de una forma muy brusca. Alain está echo polvo por que está enamorado de Adrien, y por eso se fue. De todos modos, estoy seguro de que Adrien nunca fue tan sádico con él, lo suyo solo eran simples juegos eróticos.

—Le ataba—rebatí sin creer que lo de mi hermano solo fueran simples e inocentes juegos eróticos.

— ¿Y qué?—imperó ella—. Eso no quiere decir que le maltratara, o que Alain se dejara maltratar. Yo creo que se lo pasaban bien y tú deberías aceptarlo y pasar página, hablar con Alain, solucionar las cosas y pasar de esa sádica que te ha puesto el culo como un tomate.

—No quiero hablar con él, sigo enfadado—impuse firmemente mientras me cruzaba de brazos.

— ¿Y cuando se te va a pasar?—preguntó ella como un reproche.

—Cuando vuelva—la detuve con la mano para no seguir hablando del tema y luego caminé hasta mi armario y saqué una última camisa—. Creo que esta también me la llevo.

CRÓNICAS STEIG "LIBRO DOS"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora