7

824 50 4
                                    






--No-- al bajar el vestido, corrí directamente a mi cama, me subí de un salto a esta --¿que hacían?-- el se levantó - porque estaba arrodillado- y se dirigió a mi cama, se sentó a mi lado y me miro, pensaba que me miraba con ternura, pero después descubrí que esa mirada se convertiría en mi peor temor.

--Pues, lo que ellos hacían se llama sexo-- nunca había escuchado de esa palabra, y me extrañaba, ya que yo era la más inteligente de mi clase.

--¿Que es sexo?-- moví mi cabeza a un lado.

--Es cuando dos personas, o algunas veces más, juegan un juego de montar, comer, tocar y gritar, pero en el buen sentido, en el modo divertido-- me intrigó ese juego, en aquellos momentos me dieron ganas de jugarlo.

--¿Y quienes pueden jugar a ese juego?-- realmente me interesaba, por ello deseaba que dijera que los niños si podían jugar.

--Mayormente lo juegan los adultos-- hice un puchero, quería jugar.

--¿Yo no puedo?-- lo mire esperanzada.

--Puedes, pero no le digas a ningún adulto, es más, no le digas a nadie, porque sino te van a reñir papá y mamá, ellos ya no te van querer más si les dices-- me preocupo que mis papas no me quieran más, pero no sabrán que jugué--¿quieres jugar conmigo Natalia?-- por un momento pensé en decir que no, pero no fue así.

--Si, si quiero-- su sonrisa creció, y yo igual sonreí.

Que tonta, fui muy tonta, mi vida se destruyó al decir que si.

MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora