La mañana llegó, no estaba muy tranquila, la noche anterior no había disfrutado demasiado jugando, no me gustó realmente, no me gustó que me tocará todo el cuerpo mayormente en mi parte íntima.
Por un momento le pedí que parará, pero me dijo que yo ya había aceptado, además de que me gustara aún más los siguientes pasos, esas fueron sus palabras.
Al principio me hizo tocarlo pero sólo fue encima de la ropa, no tocamos piel, y eso agradecí totalmente.
Luego fue su turno. Me tocó sin parar, al principio me causó gracia ya que me hacia cosquillas al tocarme. Pero después comenzó a doler, apretaba su agarré hasta revolverme de dolor. Se fue a eso de las cinco de la mañana, de puntillas para no hacer ruido, según el, para que nadie nos prohibiera.
Camine lentamente hacia la cocina, pero no encontré a mamá, y eso me sorprendio, subí corriendo a la habitación de mis padres, pero no había nada, no estaban.
--Natalia-- escuche la voz de mi hermano detrás mío.
--¿Donde está mamá?-- pregunte mirándolo.
--En el trabajo-- el se acercó a mi, y por inercia, retrocedi-- no te preocupes por la escuela, mamá dijo que me quedara a acompañarte para que habrás tus regalos, ven vamos al depósito en ahí se encuentran-- yo sonreí, quería abrir mis regalos, por eso lo seguí.
Pero ahora que lo pienso, era el lugar perfecto para que nadie oyera mis gritos.
ESTÁS LEYENDO
MIEDO
Short StoryNo todas las niñas tenemos una infancia agradable. El miedo es el lazo a nuestros monstruos.