--Bien, pero para confirmarlo, si vuelves a aceptar ten en cuenta que nunca saldrás de este juego Natalia, ¿quedó entendido?-- eso me emociono aún más, pensé que jugaría por siempre y me divertiria por la eternidad.
-- Si -- acepté, el se acercó más a mi, yo estaba sentada con las piernas cruzadas - modo indio- aún no me había metido a la cama.
--Bueno, el juego tiene sus pasos, y el primero es tocar-- su mano se puso encima el mío, su tacto estaba helado, y me estremeció enteramente.
--¿Que tengo que tocar?-- mi emoción era demasiada, quería saber que era lo que haría yo.
--Primeramente, ¿quien quieres que sea el primero?-- no sabía, quería que el fuera para enseñarme pero quería ser yo a toda costa.
--Yo-- su sonrisa creció, llegó a mostrar sus dientes blancos.
--Bien, dame tu mano-- aunque dude, se lo di -- la mayoría de las veces la tienes que poner ahí-- con su mano sujeto mi muñeca, puso mis dedos en su pantalón de dormir, justo un poco abajo de su liga, algo estaba en ahi, lo supe porque estaba abultado-- cada vez que diga pon, tu la pones, lo tienes que recordar por siempre-- su mirada era intensa, presionó mis muñecas y toque ese bulto que se me hacía desconocido.
Era la primera vez que experimente algo así, era la primera de muchas, de mucho sufrimiento.
ESTÁS LEYENDO
MIEDO
Short StoryNo todas las niñas tenemos una infancia agradable. El miedo es el lazo a nuestros monstruos.