Llegamos al depósito, era un lugar oscuro que muchas veces no me atrevía a entrar, tenía miedo a que un monstruo me comiera en ahí, aunque no estaba muy lejos de la realidad.
La sonrisa en mi rostro era demasiado grande, deseaba abrir mis regalos con ansias. Quería ver cuantas muñecas tendré para presumirla ante mis compañeras de la escuela.
--¿Donde están?-- la espalda de mi hermano se pone tensa, me confunde su posición.
--Están en alguna parte, lo que quería hacer es de lo que jugamos ayer, después abres tus regalos-- se giro y su mirada me dio demasiado miedo, era oscura y parecía no tener vida -- te acuerdas los pasos ¿verdad?-- el se a paso lento se acercó al sillón viejo que había ahi, se sentó y con señas me hizo entender a que me sentará a su lado.
--Si, pero no me dijiste el orden-- su sonrisa no me gustó pero no le di importancia, quería que esto fuera rápido para abrir mis regalos.
--Hoy te lo diré pequeña, por si acaso, el gritar y montar van en uno, pero recuerda que no quiero lágrimas, ¿está bien?-- sólo asenti, no entendía nada, no sabía porque había mencionado las lágrimas pero sólo asenti, que mal que no haya hecho más preguntas -- hoy haremos el segundo paso, quiero ser yo el primero ¿vale?-- me hizo cosquillas y por ende me rei -- me encantará comerte mi pequeña princesa -- al principio pensé que iba a ser divertido el segundo paso, pero ver su mirada de desquiciado me asustó, y era obvio que me asquee al sentir su boca por cada parte de mi ser.
Perdoooooon, se que tarde mucho en actualizar pero ya volví.
Espero y les guste.
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MIEDO
Short StoryNo todas las niñas tenemos una infancia agradable. El miedo es el lazo a nuestros monstruos.