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Mi mente estaba tan perdida que no supe como llegue a la escuela sin ningún rasguño.

Me dolía mi muñeca derecha, por más que lo intentará, el color violeta no desaparecía, temía porque mis padres lo notarán.

El se enojaria demasiado.

Las campanas del Instituto Bordind sonaron haciendo que apresuró mis pasos para que la profesora no me anote en el kardex por atraso.

Al llegar a la puerta siento una respiración en mi cuello evitando que golpee la puerta de madera.

--Porque llegaste tarde.....-- mis ojos se dirigieron al suelo al momento que sentí su mano en mi cintura, por desgracia no había nadie en el pasillo y por los ruidos que escucho dentro de el aula, la maestra no llegó, mis esperanzas crecieron.

En algún momento llegaría para evitar que el me toque aún más.

--No encontré el bus y por ello vine caminando-- su risa seca me puso en alerta. El no me creía.

--Dime la verdad Natalia, sabes que puedo reconocer perfectamente tus tontas mentiras-- sus dedos hicieron más presión haciendo que me retuersa por un poco de libertad.

Pero claro, el jamás me dejaría libre.
Nunca lo haría, no lo hizo cuando le dije a la edad de seis años, no lo hará cuando ya pasaron seis años más.

Ya se ya se, mis disculpas no servirán pero ya que.

Perdooooon, enserio lo siento por dejarles, se que he abandonado mis libros el grupo de watsap y el de Facebook, pero tranquilos que estoy de regreso.
Esta vez seré más puntual.

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Un abrazo psicológico y besos al aire

CHAO CHAO

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