➳Ghost ; Jjk

O N E

Eso de mudarse no es nada nuevo para mí. Ya lo había hecho unas dos veces con anterioridad.

Y aunque entre Seoul y Busan no hubiera mucha diferencia ya que los dos lugares eran igual de hermosos, mi familia insistía con qué teníamos que experimentar nuevos ambientes. Era eso o es que a mis padres los habían despedido y que su última alternativa se encontraba en Busan.

Después de todo hice como si no supiera nada, otra cosa que no era nueva es que mis padres me mintieran. Sin embargo aún así los amaba por igual.

Llevába al rededor de unas tres horas y media sentada en el asiento trasero del automóvil, escuchando como mi papá cantaba una que otra canción de su cantante difunto favorito, Michael Jackson. Mientras el camión de mudanza nos seguía.

Con respecto a la mudanza no me había quejado en lo mínimo, después de todo no lograba nada con ello. Eran mis padres y yo sólo tenía que obedecer.

Nuestro nuevo "hogar" a lo que se le podría llamar no era algo mucho de que hablar, aunque mamá insistía con qué estaba maravillada con la nueva casa. Sólo escogí una de las habitaciones de arriba y subí todas las cajas que traían mis cosas para terminar lo más antes posible y que pudiera dormir, estar sentada tanto tiempo me había cansado demasiado.

Cogí una pequeña escalera que traía conmigo para alcanzar aquellos lugares donde mi estatura no me permitía llegar y cuando me dediqué a limpiar uno de los estantes que ya estaban en la habitación, observe que al final de éste había una especie de maletín rosa cubierto de polvo y algo gastado por el tiempo.

No me animé a abrirlo, aquello no era de mi incumbencia.

Le dije a mamá pero ella no le tomó mucha importancia y sólo agregó con que le preguntaría al dueño anterior si aquel maletín era suyo. Y aunque sabía perfectamente que no haría nada de lo que dijo anteriormente no lo abrí, lo volví a colocar en su lugar y lo tape con una fotografía que tenía con mis amigos de Seoul.

Caja por caja, maletín por maletín. Acomodé cada cosa en su respectivo lugar y por fin logré obtener la tranquilidad que tanto había deseado desde que escuché a papá cantar.

De verdad, lo amaba pero lo suyo no era el canto.

La noche había reinado la ciudad de una manera en que la hermosa luna llena y sus rayos blancos adornaban una parte de mi habitación. Era algo tarde y el insomnio se había apoderado de mí por lo que cogí mi móvil para escribirle a mis amigos y decirles lo mucho que los extrañaba.

Cuando por fin estaba logrando cerrar los ojos, escuché el sonido de un vidrio impactarse con el suelo, lo que hizo que saltara de sobremanera debido al susto.

Cogí mis anteojos para observar mejor entre la escasa luz y logré diferenciar que aquello había sido el cuadro dónde se encontraba la fotografía de mis amigos.

Traté de encender el foco de la habitación pero por lo visto la porquería se había quemado.

"¿Pero que demonios? servía perfectamente bien ésta noche."

Con la poca luz que proporcionaba mi celular, recogí cada pedazo de vidrio en el suelo hasta que uno de ellos consiguió herirme.

El pequeño trozo había conseguido que perdiera algo de sangre por lo que coloque una pequeña bendita en mi dedo índice.

Una vez que estuviera todo limpio dirigí mi atención al lugar dónde se había encontrado mi cuadro ya hecho pedazos.

Nada no se había caído otra cosa más que mi cuadro, el maletín seguía intacto.

"Quizá y lo coloqué muy a la orilla" pensé.

Guarde la fotografía junto con mis anteojos en mi mesita de noche y me dirigí nuevamente hacia mi cama, con la única intención de poder dormir luego de todo lo que había sucedido.

Mañana sería otro día.

Un nuevo día.