F O U R

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Había pasado ya unos meses desde que la mudanza ya no la tomaba como algo agobiante con tener que lidiar, se podría decir que hasta ya me había acostumbrado a esta nueva "aventura" como mi mamá solía llamarlo, cosa que no me molestaba en lo mínimo. Además, no todo estaba perdido gracias al pequeño empleo que HoSeok me había ayudado a conseguir, dónde además de aprender como llevar cinco platos de Kongguksu en una bandeja, había hecho una nueva amiga que también trabaja ahí.

Para cuando llegaba a mi casa, mamá y papá solían estar ahí casi la mayor parte de las noches por lo que no me preocupaba estar sóla, mis padres estaban tan felices como yo, diciéndome que era lo menos que podría hacer en lo que entraba a la Universidad. Aunque debía de admitir que casi no hablaba con ellos debido a lo agotada que solía llegar, ser mesera de tiempo completo solía ser algo muy cansado.

Sólo que aquella noche y para mi sorpresa, si iba a estar sóla.

La idea no me agradaba mucho ya que les mentiría si no dijera que desde aquel suceso tan extraño por el que había pasado, aún sentía un poco de temor. Pero mi mente quería confiarme a mí misma en que todo estaría bien y que lo de aquel día sólo había sido algo raro que suele pasar, la miopía suele distorsionar algunas cosas ¿No?

(...)

Desperté debido a un sonido que, a pesar de escucharlo un poco lejos,  estaba molestando mis pocas horas de sueño.

Me puse mis pantuflas y de mala gana debido a lo dormitada que estaba, me levanté, saliendo de mi habitación mientras seguía la trayectoria del dichoso ruido que para mi sorpresa resultó ser una de las ventanas de arriba que estaba semi abierta y que además estaba chocando ligeramente debido al frío viento de la noche. Me froté las manos y la cerré asegurándome de que no volviera abrirse.

Llegué a mi habitación y me metí a la cama de nuevo, dispuesta a dormirme una vez más.

Pero...

Había algo que no estaba cuadrando.

En la esquina de mi habitación podría jurar que había alguien parado.

Y ese alguien estaba viéndome.

No lograba distinguir muy bien su rostro debido a la escases de la luz, pero estaba segura de que su mirada estaba puesta en mí, lo sentía, mi cuerpo lo sentía.

Con la manos extremadamente frías y además temblorosas, las acerqué a mi mesita de noche dispuesta a tomar mis anteojos, sin apartar la mirada de aquella persona parada. A pesar de la distancia, a mi vista se le dificultaba verlo y la oscuridad de la madrugada no ayudaba mucho también.

Y una vez que mi vista estuviera mejor, no me había equivocado en lo absoluto. Pude distinguir mejor su figura aunque el rostro aún se me era difícil ver, siendo lo que más me llamaba la atención.

Y lo único que pude sentir fue miedo.

No eran mis padres, estaba segura de que ellos estaban en su habitación, dormidos. Y también estaba segura de que no era HoSeok ya que él no entraría a mi casa o mucho menos a mi habitación sin avisarme.

Además, nadie entraría a nuestra casa tan fácil sin hacer un mísero ruido. Ni siquiera la ventana, era demasiado pequeña como para que alguien haya logrado entrar por ahí.

Tragué duro, acercando mi manta más hacia mí, tratando de ocultarme en ella para ver si todo aquello era parte de un mal sueño, pero entre más lo pensaba más equivocaba estaba ya que ningún momento pareció moverse de ahí.

ㅡ¿Quién e-eres... ?ㅡ me atreví a preguntar con el miedo evidente en mi tono de voz. Sería el colmo decir que para aquellas alturas ya estuviera temblando un poco pero, era lo que evidentemente sentía. Y no se podría esperar más cuando un desconocido se encontraba invadiendo mi habitación, sin poder verle y a unas altas horas de la noche.

Nada, ni una respuesta.

Mi mente insistió de nuevo, haciendo que parpadiera un par de veces más para ver si mi vista no me estaba jugando una mala pasada como solía hacer casi la mayoria del tiempo, pero no, por más que intentara la silueta seguía ahí, sin movimiento alguno.

Y por un momento creí que seguiría así, hasta que comenzó a acercarse a paso lento hasta mi cama, sintiendo como a mi cuerpo se le era difícil de contener oxígeno con cada paso que daba, acortando la distancia para ambos.

Por inercia me hice un poco para atrás en mi lugar, haciendo que mi espalda chocara contar el cabecero de la cama, cosa que, no fue impedimento para que él se acerca aún más, hasta un nivel en que podía sentir su fría respiración cerca de la mía y lo único que pude hacer fue cerrar mis ojos con fuerza debido al pánico que emergía.

Tenía que ser un sueño.

Una pequeña carcajada hizo que volviera a la actualidad y abriera mis ojos, dándome cuenta que ahora aquella cosa yacía sentada en mi cama, con una distancia moderada. Estaba cruzada de piernas, esperando a que dirigiera mi atención hacia ella.

La escasa luz que proporcionaban los plateados rayos de la luna que se habían escabuyido por mi ventana, habían conseguido que lograra ver una parte de él que tanto me llamaba la atención; su rostro.

Entonces comprendí que quién se encontraba a tan sólo unos metros de mí era un chico.

¿Qué ocurre cariño? ¿Te asusta mi presencia?

➳Ghost ; JjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora