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Jimin tuvo que sostenerse de la pared para recuperarse del pequeño shock que sufrió cuando vio a Jungkook con la quemadura en su piel. El omega en su interior se movía desesperado por querer ir a consolar a su amigo. Había estado preparado para muchas cosas en esa guerra cruel, pero ver al chico así de lastimado era más de lo que su corazón podía resistir. En su imaginación, Jungkook jamás sufría. Sólo era feliz. 

Al parecer sólo había sido un tonto optimista. 


—Kookie...—susurró asustado, acercándose a él lentamente y sintiendo como si algo entre ellos hubiese cambiado. El chico, quien seguía fumando con tranquilidad, dio un par de pasos a su encuentro. 

—Omega—dijo Jeon  y se agachó para apagar su cigarro con la suela de la  bota. Su voz sonaba fría, áspera, como si le hablara a un desconocido. 

—¿Qué pasó? —farfulló cerrando los ojos. El choque de emociones que se arremolinaron estaban haciendo que todo su cuerpo temblara. Quería gritar de coraje y llorar de impotencia, pero también quería abrazar al alfa que seguía estático en su sitio. 

—Una granada—dijo éste con un tono casual que hizo estremecer aún más a Jimin—. Una pequeña tropa y yo estábamos dentro de un viejo edificio por... —titubeó, a pesar de que su rostro seguía pétreo—la granada cayó cerca y todo explotó encima de nosotros... el concreto, como sabrás, puede llegar a ser muy caliente. 


Jimin asintió asimilando la información, haciendo un esfuerzo sobre humano por borrar la imagen en su mente de un Jungkook sufriendo por el fuego;  preocupado, Jimin se atrevió a acercarse un poco más a él , liberando algunas feromonas para hacerle saber de alguna forma lo mucho que le dolía la situación. 


—Lo siento tanto, Kookie, yo...—el omega levantó su mano y la llevó hacia el cuello de Jungkook para, con sus dedos, delinear por sobre encima los pliegues de piel quemada. Sin embargo, apenas lo intentó, el alfa se alejó ligeramente. 

—¿Cómo estás, Jimin? —preguntó el hombre con una cortesía tan extraña que el castaño se sintió fuera de lugar—. He oído rumores... y algunos son bastante curiosos... 

—La mayoría son ciertos—respondió con cierta precaución, sabiendo que indirectamente confirmaba su relación con el general Min—. Aunque necesitaría saber a cuáles te refieres... 

—Tal vez nos vendría bien hablar en privado—Jungkook volvió a sacar otro cigarro de su bolsillo y lo llevó a sus labios con la intención de encenderlo—, pero ahora no puedo, el Coronel Kim me nombró como su sargento segundo y tengo un par de obligaciones pendientes. Primero debo reunirme con el Capitán Kim Taehyung.


Jimin asintió temeroso. Sentía un increíble orgullo por su amigo de la infancia pero, a pesar de querer abrazarlo y demostrarle lo feliz que estaba por sus logros, porque siguiera vivo, se quedó muy quieto a una distancia respetable, mirando como el chico acercaba un cerillo encendido al cigarro que seguía en su boca. Había algo en él, en Jungkook, que lo hacía sentirse inseguro. Una pequeña incertidumbre. El atisbo de una verdad oculta. 


»—Hay que vernos en la noche entonces... —retomó el alfa jalando el humo hacia sus pulmones. Por un breve momento, sus ojos reflejaron una especie de inseguridad que desapareció tras un parpadeo agitado. 

—Por supuesto, pero yo... Kookie-

—No, no aquí—Jungkook expulsó el humo hacia un lado y señaló al General Min que de reojo los miraba de vez en cuando mientras continuaba la conversación con Jung Hoseok.

Muéstrame la pancita [Yoonmin- Omegaverse].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora