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El general Min miraba a través de la ventana al precioso lobo blanco que se encontraba en el patio trasero del edificio, brincaba en su propio eje, cayendo en sus dos patitas delanteras para después impulsarse con las traseras. Debido al fuerte viento que seguía corriendo, su pelaje se movía con elegante gracia, mientras que sus orejitas se iban hacia atrás debido a la intensidad del juego.


Era un suceso adorable de ver, sin duda, particularmente, porque el animalito parecía estar sonriendo. Su hocico se mantenía abierto como si estuviera jadeando, pero claramente era una mueca divertida. Yoongi lo sabía porque incluso él sonreía cuando se convertía en lobo.


La cuestión era que no podía disfrutar de la escena porque, por mucho que amara ver al feliz animal estirándose de vez en cuando para perseguir su cola o gruñéndole a las hojas de los árboles-descubriendo así las habilidades de su cuerpo- era el soldado Jeon quien se encontraba a su lado viviendo esos irrepetibles instantes y no él que en ese mismo momento se encontraba en una reunión importante con Jung Hoseok y un par de ancianos del consejo.


—Partimos esta noche, General—habló en voz alta un hombre mayor con apariencia chistosa, Yoongi se giró para verle el rostro, pero la falta de dientes le hizo imposible no desviar la atención de su boca.

—Tienen mi autorización—respondió al cabo de un rato y se reprendió por estar así de distraído en una situación tan tensa—. Que la artillería avance por el frente común, quiero que haya morteros de gas incapacitante en cada trinchera. Como saben, el general Jung no participará en este ataque, pero contaremos con la presencia de su sub-comandante para cubrirnos por los cielos...


SeokJin, oculto hasta el fondo de la habitación y quien había estado observando lo ausente que estaba su amigo, pidió la palabra y comenzó a explicar las estrategias que se habían planeado con anterioridad. Yoongi lo miró por un breve momento, agradeciéndole en silencio el gesto amable que no dudaría en recompensar cuando la guerra terminara. Si es que salía con vida, que es lo que esperaba, pues para nada deseaba abandonar a Jimin justo ahora que sabía que estaban destinados y que tal vez... no, ni siquiera quería pensar en esa otra posibilidad. 


Volvió a mirar hacia la ventana buscando al dueño de sus pensamientos y pronto enfocó al diminuto lobo blanco que ahora trataba inútilmente de escalar un árbol para alcanzar a Jeon quien se reía desde lo alto mientras que lo provocaba con ademanes exagerados.


Casi podía sentir como le hervía la sangre por los celos, cosa que supuso todos notaron por el fuerte aroma ácido que seguramente emanaba, pero sencillamente no podía evitarlo. Odiaba que el lobo de Jimin pareciera querer estar únicamente con el soldado Jeon. No lo entendía. El primer encuentro con él había sido satisfactorio, pero ahora el animalito rehuía de él y por más que lo analizara, no tenía sentido. Especialmente porque en la mañana había vuelto a detectarle ese aroma dulzón que para nada era Mirra.


Yoongi no quería pensar que aquello pudiera significar algo más que su actual desajuste hormonal porque le carcomía las entrañas hacerlo. Jimin era lo bastante obstinado como para ceder a la idea de ir, por mucho que le dijera que tenía que cuidarse, él no lo entendería. Como espectador o como soldado activo, el chico sencillamente iría hacia la batalla.

Muéstrame la pancita [Yoonmin- Omegaverse].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora