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Mientras arreglaba su mochila, Yoongi miraba de soslayo a Jimin que se encontraba dormitando en el viejo colchón de su habitación. Se notaba totalmente relajado, con los ojos ligeramente cerrados y con el cuerpo extendido por todo el espacio, como si con eso estuviese cuidando su territorio. 


Como solía pasar cada que se convertía en lobo, terminaba completamente agotado por lo que tenía que descansar para recuperar sus energías; por desgracia, el tiempo se agotaba y Yoongi no podía permitirle más que media hora para dormir, aún así, su Jimin se emocionó cuando le dijo que podía descansar y pronto cayó rendido sobre la cama que tendrían que dejar lo antes posible. 


—Amor...—le dijo cuando notó en su reloj de mano que se acercaba el momento de partir y lo sacudió con suavidad por las piernas, sonriendo cuando escuchó un reproche bajito— Tienes que despertarte.

—Me niego...—Jimin respondió ronco y se escondió el rostro con los brazos para tratar inútilmente de volver a dormir, pese a que Yoongi siguiera moviéndolo— No, déjame.


Yoongi sonrió enternecido y negó, ignorando a su propio lobo que le reprochaba el no consentir a su pareja. 


—Se acerca el momento de irnos... tienes que estar con tu escuadrón.


El menor se quejó más profundo pero, muy lentamente, comenzó a sentarse sobre sus piernas, tratando de despabilarse y de arrojar lejos el sueño que lo torturaba como nunca en su vida. Pensaba que, cuando acabara la guerra, se echaría a dormir por lo menos una semana para recuperarse, pues llevaba días sin lograr descansar del todo. 


—Lo siento, general—dijo por fin levantándose de la cama y sacudiendo su cabello desordenado—. Me dejé llevar.

—Está bien—respondió el peliplateado y regresó a la mesa para seguir ordenando los objetos que llevaría en su equipaje—. Te mereces el descanso después de que tu lobo matara a esos infiltrados.

—No eran tantos...—se excusó el menor recordando lo que había pasado horas antes cuando, como lobo, atacó al enemigo— Por cierto... ¿Los atraparon a todos?

—A cada uno—Yoongi sonrió con malicia—. Y están pagando el error de habernos atacado en la celda de castigo.  

—No subestimes a los omegas—Jimin se encogió de hombros y suspiró.


Después de la charla que el General Jung les había dado, el grupo de soldados enemigos había irrumpido en el sitio y, subestimando al grupo de omegas, habían tratado de atacarlos como primera instancia. No obstante, apenas uno de ellos llegó hacia Jimin, éste se convirtió en lobo y atacó a cada uno de los atracadores. 

Al despertar, se encontró de nuevo en los brazos de Yoongi, quien lo llevaba cargando hasta la habitación que compartían. 


—Partimos en dos horas, Jimin, ¿tienes todo listo? —Yoongi cerró su mochila y le dio un par de golpecitos a la misma, orgulloso de haber organizado todo correctamente adentro y por también haber arreglado lo que Jimin llevaría. 


El omega miró al peliplateado y negó suavemente, caminando hacia él para abrazarlo por la cintura. La temperatura era fría afuera, pero adentro de la habitación sólo había un ambiente cálido y hogareño, al igual que siempre que estaban juntos. 

Muéstrame la pancita [Yoonmin- Omegaverse].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora