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Cuando Jimin abrió los ojos se encontró con una imagen que nunca creyó posible (aunque dadas las circunstancias ya podía esperar todo en su vida): El Coronel Min en su forma humana durmiendo pacíficamente entre sus piernas.  

Aparentemente se habían quedado dormidos en algún momento de la noche presos del cansancio diario. Ahora, gracias a la posición de la luna, Jimin adivinaba que eran las cuatro o cinco de la mañana. Además, las luces a lo lejos  le indicaban que el regimiento ya estaba despierto preparándose para partir. 

Sabía que debía despertar a su líder para que ambos regresaran con el resto, Jungkook seguro estaría buscándolo como loco, pero su estúpido corazón no lo dejaba hacerlo; en vez de eso se dedicó a acariciarle el cabello, sin apartar ni un segundo la vista de él. Tenía los ojos cerrados y la boca apenas abierta. Se veía sereno y su respiración pausada lo reafirmaba. 

El Coronel Min sin duda era un símbolo de virilidad y belleza. Pero Jimin ya no podía verlo solamente así. Después de esa noche su opinión había cambiado. En un principio había creído firmemente que se trataba de un tirano, pero tras conocer su forma lobuna había llegado a la conclusión de que en realidad era un hombre cariñoso.  Como pruebas tenía el recuerdo del Coronel consolándolo el primer día y también el de haber sido salvado de aquel horrendo alfa que había intentado morderlo. 

Sin duda se trataba de alguien que podía preocuparse también por los demás y no sólo el frío hombre que los llevaría a la victoria, como algunos decían. Ahora que podía verlo de esa forma se sentía extraño. Su propio lobo parecía encantado con el recién descubrimiento y parecía querer someterse a él.  Lo cual como que lo asustaba.   


—¿Cabo...? —Porque incluso en ese momento estaba embelesado con su ronca voz matutina. 

—Señor, creo que debemos regresar... —Jimin desvió la mirada y se levantó cuando el Coronel Min lo hizo también. Ambos estirándose los músculos endurecidos por haberse quedado dormidos en una posición incómoda. A lo lejos se escuchaban algunos grillos. 

—Entonces caminemos juntos.


Jimin se quitó un par de ramitas que tenía en el cabello y sonrió por la oración despreocupada de su mayor. Había creído que la tomaría en su contra después de haber hecho algo tan vulnerable como enseñarle la pancita, pero contrario a eso se veía satisfecho y tranquilo. 

Lentamente bajaron por la colina rodeados de un agradable silencio. El Coronel Min se veía compuesto aún cuando su traje estaba arrugado y su cabello revuelto, caminaba seguro mirando ocasionalmente a los lados, mientras que Jimin lo seguía de cerca. 

No podía dejar de maldecirse  internamente cuando aún en la oscuridad ojos se enfocaron en la espalda baja del hombre porque hasta su estúpida retaguardia le parecía sensual. Y eso no estaba bien.  Alguien como el Coronel Min jamás se fijaría en un omega de baja categoría como lo era él, sin tomar en cuenta que ni siquiera sabía que era uno. Debía olvidarse de aquella atracción cuanto antes, mantenerse al lado de su mejor amigo y evitar en la medida de lo  posible la compañía del Coronel.  

Pero parecía que todo estaba en su contra.  


—¿Y disfrutó  tenerme entre sus piernas, cabo? —El peliplateado giró un poco su cabeza en dirección a Jimin y sonrió de lado después de su oración de doble sentido. Claramente disfrutando de la situación. 


Jimin se sonrojó de inmediato y se mordió el labio al recrearse escenas extrañas en su cabeza. Yoongi amplió su sonrisa sintiéndose orgulloso por la reacción que sus palabras habían provocado. 

Muéstrame la pancita [Yoonmin- Omegaverse].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora