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La habitación no era otra cosa más que jadeos y dientes chocando. Jimin no había querido apartarse de los labios del General y por eso seguía besándolo como si esa fuera su última oportunidad de hacerlo; cada vez más profundo, más necesitado. Su lobo casi ronroneaba por dentro, se sentía amado y satisfecho, le gustaba la forma tan delicada en la que el alfa lo acariciaba con cuidado, como si temiera lastimarlo; también admiraba que el hombre se contuviera de desnudarlo ahí mismo y tomarlo como un salvaje hormonal.  Lo hacía sentirse un poquito más enamorado. 


—General, podría... usted...— Pero Jimin lo quería. Su cuerpo estaba caliente. Ahora que por fin había aceptado totalmente sus sentimientos por él, su lobo parecía más urgido de someterse ante él. 

—Dime Yoongi—respondió el hombre con la voz ronca después de chupar con fuerza el labio inferior de Jimin—. Deja las formalidades atrás, por favor.

—Yoongi—el omega gimió cuando el mayor lamió a lo largo de todo su belfo con una lentitud tortuosa—. Yoongi, necesito... yo quiero... —No podía concentrarse ni hablar coherentemente. Su cabeza estaba revuelta y confundida. El aroma del alfa lo embriagaba como el alcohol mismo. 

El General, por su parte,  le sonrió con ternura. Él también sentía lo mismo que su alfita. No era ajeno a la pasión que éste desbordaba, lo necesitaba tanto como él, pero sinceramente no sabía si hacerlo sería lo correcto. Quería marcarlo e iba a marcarlo, no había más, pero tal vez ese no era el momento adecuado. No deseaba hacerlo simplemente  llevado por el calor del rato, quería que Jimin se lo permitiera conscientemente, que se lo pidiera con la razón misma. Era probable que, de tener relaciones, no pudiera controlarse como la primera vez que tuvo que morderse el brazo para evitarlo. 

—Jimin... eres hermoso—le susurró sobre los labios y se movió dejando un reguero de besos desde la mejilla hasta la oreja donde se ensimismó en hacer jadear al omega que estaba en su completa merced. Lo notaba porque su aroma era cada vez más penetrante y su rostro era de deseo puro—. Pero no juegues sucio, deja de liberar hormonas... 

—Lo necesito—volvió a hablar Jimin con un gesto provocador, llevando sus manos hasta la espalda del alfa para acariciarla con movimientos circulares—. Me duele... 

Y tal vez era verdad, Yoongi sentía la erección de su soldado favorito pegada bajo su vientre. Y aunque intentó ignorarla, se le hizo imposible cuando el chico comenzó a deslizarse debajo de él muy suavemente, tratando de que ambos penes tuvieran la fricción justa para que el del General pudiera despertar también. Y no tardó en pasar. Se puso tan duro que tuvo que dejar de besarlo para no perder la razón. 

—Jimin, no entiendes... —le dijo con la respiración agitada, su pecho subía y bajaba más rápido de lo usual y la mirada intensa de Park sobre él sólo lo ponía más caliente—A este paso voy a perder la cabeza. 


Jimin lo escudriñó sin decir nada, parecía divertido a pesar de su evidente excitación. Se movió de nuevo buscando la fricción de antes y pasó los brazos por el cuello del coronel para comenzar con un beso lento y delicado, atrayéndolo un poquito más hacia él. 


—Yoongi, con todo respeto...—le dijo separándose y llevando sus labios hasta el mentón del hombre donde lo mordió con cariño—eres un tonto, aún como lobo sé que puedes controlarte... ¿o es que el General de un gran ejército no puede calmarse en estas situaciones?   

—Mierda, Jimin, no es eso... —el alfa gruñó quedito cuando Jimin volvió a morderlo bajo el mentón—Es que eres tú... puedo manejar a un ejército porque tengo poder sobre ellos—el omega clavó aún más sus colmillos—pero contigo... 

Muéstrame la pancita [Yoonmin- Omegaverse].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora