CAPITULO 2

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... CAPITULO 2...

-¿Otra vez paso no?

Dulce afirmo con la cabeza.

-¿Te ocurre con mucha frecuencia?

-Después de salir del hospital me tire unos meses que no pasaba, luego era una vez cada dos o tres semanas y desde hace un tiempo es casi todos los días incluso varias veces en un día.

-¿Te encuentras mejor? ¿Crees que puedes quedar solo un momento?

-Sí, ¿Por qué?

-Voy a ir a por mis cosas, voy a examinarte.

Dulce salió de la habitación, cuando volvió Chris estaba sentado en la cama. Después del examen, Dulce guardo sus cosas.

-Christopher no se lo que tienes, no tienes gripe ni nada por el estilo, tu temperatura ahora es la normal, no lo entiendo.

Dulce se dirigió a la puerta y Chris la tomo del brazo.

-Estas aquí para curarme no para decir que no entiendes lo que me pasa.

El rostro amable que había aparecido mientras le examinaba había desaparecido por completo, ahora era el mismo Christopher frío y distante que conocía.

-¿Señor Uckermann que quiere que haga? Le he hecho todo tipo de pruebas y en el hospital tampoco dimos con ello.

-Mire Doctora Espinosa, no quiero excusas, no quiero que diga ni una sola palabra hasta que me diga lo que tengo ¿Entendido?

-¿Que se cree que puedo estar toda la vida aquí, cuidando solo de usted? Hay miles de personas ahí fuera que necesitan que les cure.

-No vas a salir de aquí.

-¡Déjeme en paz no se quien se cree para retenerme aquí!

Dulce salió de la habitación mientras Chris la seguía.

-¡DULCE!

Era la primera vez que la llamaba por su nombre y lo hacía a gritos.

-TE ESTOY LLAMANDO, DULCE.

Dulce llego hasta la habitación donde estaban sus maletas y se encontró con toda su ropa guardada en el armario.

-¿Qué es esto?

Christopher estaba detrás de ella.

-Asimílalo no tienes otra opción.

Dulce tomo rápidamente su ropa y la intento meter en la maleta, Christopher la empujo contra el armario y tomo un tanga que se le había caído.

-Muy sexy Doctora Dulce.

Decía Christopher mientras movía el tanga en círculos alrededor de su dedo.

-¡Suelte eso!

Dulce con las mejillas ardiendo intento quitarle el tanga a Christopher pero no consiguió nada pues él era más fuerte y alto. El negó con la cabeza.

-Lo siento Doctora, se quedara aquí le guste o no.
-Eres un beep, -Dulce cada vez se acercaba más a Christopher señalándolo con el dedo- un secuestrador, un abusador, la peor persona que he conocido.

Llego hasta él y comenzó a pegarle.

-¡Te odio!

Ella seguía pegándole y dando gritos y Christopher ni se inmutaba, cansado de escucharla la tomo de las muñecas y la apoyo con fuerza en una pared, acorralándola con su cuerpo. Dulce se calmó, su respiración era acelerada y Christopher acerco su cara, dejándola a escasos centímetros de la suya.

-No juegues conmigo Dulce porque aún no me conoces del todo.

Dulce se estremeció y Christopher no supo si fue por miedo o por deseo.

-Te odio

Su voz fue apenas un susurro que fue seguido por la carcajada irónica de Christopher.

-Tus sentimientos no me importan, solo quiero que encuentres lo que tengo.

Christopher acerco su boca al oído de Dulce y entre susurros la dijo:

-Cuanto antes me cures antes te marcharas.

Christopher se apartó de golpe y se marchó de la habitación dejando a Dulce temblando de deseo y miedo a la vez. Dulce cerró la puerta con un portazo y se echó a la cama a llorar.

Prisionera por obligaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora