CAPITULO 4

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                                            ... CAPITULO 4...

"beep" Pensó Dulce "Parezco su enfermera y eso me pone enferma, yo solo quería recuperar mi vida, ir al hospital, estar con mis amigas, pero claro él no podía entender eso. ¿Era tan difícil? Si, para alguien como él, frío y sin escrúpulos".

Dulce salió de sus pensamientos cuando Christopher habló.

- Deberías de comer algo.

- No tengo ganas.

- Quieras o no vas a comer, llevas días sin probar bocado.

- Deja ya de darme órdenes por todo ¿quieres?

Varios días habían pasado y para Dulce su encierro era cada vez más horrible, a lo único que se dedicaba era a discutir con Christopher y a estar a su lado cuando le entraban las fiebres altas, ella odiaba estar todo el día encarcelada en una casa, con desgana aparto el plato lleno de su lado.

-¿Qué haces?

-Te dije que no tengo hambre.

-¿Te voy a tener que dar de comer como a los bebes?

-¿Es que no te das cuenta? No quiero estar aquí, ni si quiera se cuántos días llevo encerrada, quiero salir, tomar el aire, ¡¡Quiero mi vida!!

Dulce se levantó de la mesa y subió por las escaleras Christopher la siguió y la alcanzo en la puerta de la habitación.

-Dulce.

-Déjame en paz.

-Lo siento, mira...

Christopher nervioso comenzó a despeinarse el pelo...

-¿Qué quieres?

-Yo... ¿Te apetece tomar un poco el sol?

-¿Que?

-En el jardín hay piscina, podrías pasar el día allí, el tiempo está perfecto.

-¿Enserio?

-Sí, puedes ponerte un bikini y estar allí hasta que anochezca.

Christopher se marchó y Dulce dispuesta a entrar en la habitación se dio la vuelta.

-¿Christopher?

-¿Si?

-Gracias.

Dulce entro sonrojada a la habitación y busco en el armario su bikini, se le coloco y bajo corriendo hacia el jardín, la piscina era enorme y el agua clara como el de una playa, metió un pie y decidió no meter más ya que estaba helada, tomo una tumbona y se tumbó en ella.

Christopher se asomó por la ventana de su habitación y allí la vio, su pelo rojo brillaba al sol, era perfecta, lo más hermoso que había visto nunca. Comenzó a tener sudores y esa vez no era por las fiebres.

Dulce no supo cuando se quedó dormida, pero cuando despertó se giró y se encontró a Christopher en bañador, todo mojado, saliendo de la piscina.

-Hola.

Dulce no pudo contestar, Christopher se secaba la cabeza con una toalla.

-Dulce ¿Estas bien?

-Si...

La verdad es que no, Dulce estaba muy mal, le temblaban las piernas, la fallaba la voz, un sudor frio la recorría entera y en cambio sentía que iba a arder. Por instinto se tapó su cuerpo con una toalla. Christopher estallo en carcajadas.

-Dulce ya te he visto.

Dulce se sonrojo más de lo que estaba.

-¿Te gusto?

-¿Que?

-¿Que si te gusto pasar el día en la piscina?

-Si fue magnifico.

-Podrás estar siempre aquí, menos cuanto te necesite.

¿Siempre lo estropeaba todo? Todo iba bien hasta que volvía con esas palabras que la hacían sentirse como una esclava, sabiendo que su libertad dependía de Christopher. Dulce se apartó la toalla y se metió de cabeza en la piscina, hizo unos largos para que su enfado se marchara, cuando se vio calmada salió del agua, ya había anochecido y no había rastro de Christopher.

Dulce subió a su cuarto sin encontrarse con él, se quitó el bikini y se ducho, cuando salió se secó y se puso un vestido fino de tirantes, se hizo una coleta en el pelo y bajo a cenar. Christopher la esperaba.

Los dos cenaron en silencio, sin pronunciar ni un simple hola.

Dulce termino de cenar y se iba a retirar cuando Christopher la tomo de la muñeca.

-¿Quieres dar una vuelta?

-¿Que?

-Dulce te lo dije una vez, ¿Quieres que demos una vuelta sí o no?

Dulce afirmo y Chris la tomo del brazo y juntos salieron a la calle.


Prisionera por obligaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora