CAPITULO 8

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... CAPITULO 8...

Otra noche de tormenta y Dulce estaba aterrorizada sentada en la cama, tenía las rodillas en su pecho y la cabeza entre las piernas, un sudor frio la recorría y se mezclaba con sus lágrimas.

Tenía miedo, mucho miedo. Pero Chris se lo había dejado muy claro, no le despertaría y su orgullo podía por encima de todo.

Los truenos eran peor que la anterior noche, Dulce temblando llego hasta la puerta de Chris, intento tocarla pero sus manos se lo impidieron, las bajo hasta la cintura y se las apretó para no llamar a la puerta, llorando se sentó delante de la puerta de la habitación de Chris.

Cada vez estaba más asustada, sonaban ruidos por toda la casa, cada vez que había un relámpago la casa se iluminaba, la lluvia golpeaba fuertemente sobre las ventanas y el tejado y ella estaba como una beep muriéndose de miedo y tirada en el suelo delante de la habitación de Chris, llorando como una niña perdida.

Recordaba una y mil veces las palabras de Christopher "No vuelvas a despertarme de noche y menos por una tontería de tormenta, ¿entendido?" Y ella lo había entendido muy bien.

Dulce oyó otro ruido y tembló aún más, no podía parar de llorar, la puerta se abrió y solo sintió unas fuertes manos sujetándola la cara.

-Dulce ¿Qué paso? ¿Por qué estás aquí?

Dulce lloro más fuerte y Chris la tomo en sus brazos, la llevo hasta su cama y sin dejar de abrazarla se tumbó junto a ella.

-Dios, lo siento, fui un estúpido, no debiste de hacerme caso cuando dije lo de la piscina, lo siento, lo siento tanto, perdóname por favor.

Dulce temblaba y seguía llorando, Chris la meció en sus brazos y el beso en la frente.

-Perdóname por favor.

Christopher susurro su perdón durante toda la noche, hasta que Dulce cayo rendida, pero él seguía pidiéndola perdón, se sentía un imbécil ¿Cómo podía haberla hecho eso?

Velo por su sueño toda la noche, protegiéndola de la tormenta y de sus pesadillas, Chris no dejo de observarla, era hermosa, su cara estaba pálida y tenía los ojos hinchados de llorar pero aun así seguía siendo tan linda como siempre, todo había cambiado de repente, cuando la había visto tirada en el suelo muerta de miedo, se había odiado a si mismo por haberla hecho eso, no sabía lo que estaba sintiendo en su interior pero una voz decía que estaba sintiendo algo más por Dulce.

Dulce fue abriendo los ojos poco a poco, la dolían y se tenían que adaptar a la luz de la oscuridad ¿Qué hora seria? Todavía era de noche.

Aturdida se pasó las manos por la cara, al apartarlas vio la mirada de Chris fija en ella.

Los dos se quedaron mirándose en silencio, sin decir una palabra, eso era lo que más sobraba en ese momento.

-Lo siento.

Christopher susurro pero Dulce lo oyó, estaba a punto de preguntar por qué le tenía que perdonar pero recordó todo lo de la noche anterior.

Recordaba la tormenta, su miedo, sus lloros y estar tirada en la puerta de Chris, luego vagamente recordaba los brazos de Chris tomándola y acunándola en la cama, toda la noche había soñado con las palabras de Chris pidiéndola perdón pero ahora parecía tan real...

-Siento haberte estropeado la noche.

Dulce se levantó tambaleándose y antes de abrir la puerta Chris ya la había agarrado.

-No tienes que sentir nada, todo fue culpa mía.

Dulce abrió la boca pero Chris poso uno de sus dedos en los labios de ella.

-Dulce perdóname, por favor, yo tuve la culpa de todo, fui un estúpido cuando dije que no me molestaras, lo siento, te hizo sufrir, tener miedo y llorar, lo siento perdóname, por favor.

Prisionera por obligaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora