Tanto tiempo

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El despertador suena a la hora de siempre, provocándome un terrible dolor de cabeza. Levantarme temprano es una actividad onerosa. Me levanto de la cama aún bostezando y me visto con el segundo uniforme que debo usar en este lugar, una blusa de cuadros manga larga, una falda gris por encima de las rodillas, unas licras azules y zapatos negros.

Me lavo la cara, quitando las legañas de mis ojos, peino mi cabello desmarañado y lo coloco en una perfecta coleta alta. Observo mi reflejo en el espejo, unas bolsas oscuras bajo mis ojos reflejan cuán mal he dormido estos tres días. Sí, tres largos días sin saber nada de Zack, almorzando sola en la cafetería, caminando por los pasillos mientras escucho gente susurrando acerca de mí.

Salgo de la habitación hacia el gran comedor como todos los días. Hago la fila y espero a que la mujer me sirva pan tostado, junto a una manzana y una taza de té. Observo el comedor, buscando una mesa. Decido sentarme en una que está completamente vacía. Doy un mordisco a la manzana, unas personas se sientan a mi lado. Escucho la voz gruesa de Roberta y trato de disimular mi desagrado al escuchar su voz.

—¡Anda! Queremos ver la lista —dice entusiasmada la chica de cabello largo.

—¡Calma! —extiende los brazos y mira a las chicas que parecen inquietas—. Bueno, vamos a leerla —extiende la hoja y aclara la garganta—. La chica líder de la lista es... —esboza una sonrisa—. Rachel Marston.

—¡Oh por Dios! —exclama la rubia, cubriéndose el rostro con sus manos, como si hubiese sido coronada Miss Universo.

—Estabas preciosa —dice Roberta, adulando a la chica—. Ahora, la segunda en la lista es Marley Horton —las chicas ladean la cabeza—. Ella es la francesa —Katherine asiente la cabeza, asumiendo que Francia es el país de la moda—. Y la tercera en la lista es... —frunce el ceño y visualiza el nombre por un rato.

—¿Pasa algo? —pregunta Rachel.

—La tercera en la lista es Jennifer Candance.

Paro de masticar mi comida y me detengo a mirarlas fijamente con los cachetes inflados. Procedo a tragar la mitad del pan que me había metido a la boca y no les quito la mirada de encima. La chica de cabello largo me mira con recelo, como si le hubiese robado el puesto en la fulana lista-de la cual desconocía al autor-. Siento el ambiente pesado, somos casi las únicas en la cafetería, asumo que me alisté más rápido que de costumbre. Me siento halagada por estar en ese puesto debido a mi vestido, a fin de cuentas, había sido mi elección.

—Es sólo una lista, no te preocupes Amy —consuela a la chica de cabello largo.

—¿Quién ha escrito esa lista? —pregunto curiosa.

—Nadie sabe eso —ríe—. Creo que el único puesto acertado de la lista fue el primero —dice con una sonrisa en el rostro y Rachel la abraza agradeciendo su comentario algo ofensivo.

—Qué estupidez —hago ademán de vomitar.

Dejan de fijar su atención en mí y vuelven a lo suyo. Bebo un poco de té que está caliente y me quema la lengua. Suelto la taza y estiro mi lengua, dejando que el ardor pase por un momento. Finjo estar distraída para así espiar la conversación de las chicas a mi lado. Mi corazón parece moverse de su sitio cuando escucho el nombre de Zack.

—Pues sí, todos dicen que tiene un futuro comprometedor. ¡No sé por qué no ha dejado este lugar! —exclama furiosa Rachel. Me pregunto si ella lo conoce tanto como para expresarse de esa manera.

—Antes no decías eso —dice Roberta levantando una ceja y haciendo que Rachel se sonroje—. ¿No lo extrañas?

—Para nada, yo lo he superado.

RecuérdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora