12| Cuando el diablo toca a la puerta...

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Mientras Billy almorzaba con Joseph y Messer, en Boston Jason tenía un día que pintaba a ser más o menos regular. Dejando de lado el hecho de que no podía dejar de sentirse mal por haberle cortado la llamada a su novio la noche anterior y también dejando de lado el dilema que le estaba causando la oferta del intercambio estudiantil; el castaño estaba teniendo un día regular.

Las clases eran entretenidas y al menos eso le ayudaba a concentrarse en algo más que los problemas. Sin mencionar que sus compañeros, al notarlo tan cabizbajo, se tomaron la tarea de mantenerlo distraido.

—Deberiamos ir a comer algo luego de las clases —Propusó Maylen quien aquel día llevaba su abundante cabello rizado atado en una coleta que daba la impresión se romperse en cualquier momento. —No solo de clases viven los estudiantes de medicina— bromeó.

—Apoyo esa idea— Dustin levanto ambas manos. —Muero por un pedazo de pizza. Le vendería mi alma al diablo solo por un pedazo de pizza hawaiana.

—Creí que le habías vendido tu alma al diablo cuando decidiste seguir esta carrera. —Esta vez fue Kevin quien hablo y eso basto para hacerlos reír a todos.

—Pero ya en serio— Sara daba saltitos como una niña pequeña— ¡vamos a comer pizza! y de paso nos relajamos un poco. Nuestros cerebros necesitan unas horas de stop.

Los cuatro chicos aceptarón al instante y luego clavaron sus miradas en Jason quien era el único que no había dicho nada al respecto. La verdad es que no tenía animos de ir a ningun lado, no quería agriar el humor de sus compañeros con la nube negra que parecía cargar sobre su cabeza desde que Billy se marcho.

—Lo siento chicos — sonrio apenado— no dormí muy bien anoche y me gustaría volver a mi apartamento para tratar de descansar.

—Vamos hombre, no puedes seguir así — Kevin le pasó un brazo sobre los hombros. —Para que los problemas y preocupasiones pesen menos, hay que ser optimistas.

—Si, además sería bueno si te distraes. —Maylen le sonrio esperanzada. Todos estaban al tanto de su situación con Billy.

—De verdad lo lamento, pero será en otra ocasión.

—¿No te haremos cambiar de opinión cierto?— Sara hizo un puchero cuando Jason negó con la cabeza.

—Pero tienes que prometernos que de verdad intentaras descansar o sino vamos a enfadarnos mucho— amenazó Dustín.

—Descansaré, lo prometo.

No es que sus compañeros quedaran satisfechos con esa respuesta, pero al menos respetaban su espacio y Jason de verdad agradecía eso.

***

Por la tarde noche, cuando volvió a su apartamento se topo con una sorpresa bastante agradable. Su amigo Henry lo estaba esperando en la improvisada recepción del edificio.

—¿Henry?— Estaba muy sorprendido de ver a su amigo y más aun cuando noto las muletas que descansaban recostadas contra la pared.

—¡Jason!— El chico se puso de pie con un poco de dificultad y abrió los brazos. —Ven aquí idiota.

Jason no perdió tiempo en acercarse y abrazar a su amigo. No lo veía en persona desde aquella reunión en donde le orgnizaron una fiesta sorpresa para su cumpleños tres años atrás.

—¿Qué demonios haces aquí? ¿no deberías estar en resposo?— cuestiono separándose y dándole una mirda reprobatoria.

—Infiernos, no. —Sonrio ampliamente —Es muy aburrido estar tendido en la cama o en el sofá, es tedioso a niveles insoportables. Además soy un chico activo.

¿Se nos acabó la suerte? (suerte #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora