Suficiente para tí

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Estaba realmente felíz, era tanto el sentimiento en mi pecho que me sentía saltar de la emoción. Trataba de controlarme y no terminar haciendo el ridiculo en la calle pero me era casi inevitable, apresuré mi pasó a mi destino: ella.

Sí pudiera correría pero no quería arrugar el incómodo traje blanco que llevaba, era un poco exagerado pero no todos los días pides  matrimonio a la persona a la que  amas. En mis manos llevaba un reconocimiento que recibí hace unos días en Japón para demostrarle lo que era ahora y un ramo de rosas.

Dos tortuoso años habían tenido que pasar para volver a sus brazos, sentirla conmigo y despertar juntos  cada mañana hasta el final de nuestros días. Me dolía el haberla  dejado pero era lo mejor, pues yo quería ser lo suficiente para ella.

Nos conocímos en el setenta cuando era un simple estudiante de ingeniería, ella también estudiaba en la misma Universidad, nos vimos varias veces sin saber nada del otro hasta que nos acercaron unas amistades que teníamos en común. No pasó mucho para que mis sentimientos por ella despertaran, por Corey Shevell.

Todo en ella era perfecto, me encantaba verla sonreír, su suave cabello que amaba enredar entre mis dedos cuando la abrazaba. Era una persona dulce y gentil, ambos éramos unos torpes para las relaciones, así que hasta un año después pudimos declararnos.

Al tiempo en que iniciamos nuestro noviazgo yo me uní a una banda, Queen. Desde ese momento mi vida cambió por completo, debía entregar mi tiempo a la agrupación, pues queríamos alcanzar el éxito pero eso era algo muy lejano en ese tiempo.

Para comenzar un buen camino en la música decidimos hacer nuestro álbum  debút "Queen", grababamos por las madrugadas debido a que no nos alcanzaba para alquilar el estudio en horas normales. A  veces trabajamos hasta seis horas consecutivas para  que al final no obtuvieramos un resultado, era el precio de hacerse notar.

Mi amada me apoyaba en todo, comprendía que no pudiéramos vernos mucho, o que no pudiera nisiquiera invitarle un helado cosa que me avergonzada pues el dinero que recibía de hacer pequeños trabajos eléctricos iba a parar para ayudar a los gastos del disco. Incluso hubo momentos en los que ella me invitaba a comer y pagaba todo, después de eso yo solía llorar en mi habitación por no darle lo que merecía y me enfocaba en mi bajo con la esperanza de que pronto escalaramos y pudiera darle todos los lujos que quisiera.

Con todo lo que acarreaba Queen y tener que trabajar para subsistir, debido a que no quería que mi madre tuviera la carga de mantenerme, no terminé la Universidad, sólo me faltaba la tesis pero eso implicaba tiempo y dinero, cosas de las que carecía, incluso Brian que era todo un cerebro e hijo único desertó de sus estudios.

El verano del setenta y tres llegó y con ello el lanzamiento de Queen, lastimosamente pasó sin pena ni gloria, aunque he de admitir que me divertí al 'cantar' el Liar. Nos desanimamos pero Freddie insistió en que eso no era el fin, dimos pequeñas giras y comenzamos a grabar "Queen II".

En ese tiempo mi novia insistió en que conociera a sus padres,cosa que me aterraba un poco pero lo haría por ella. Según me había contado sus padres eran muy estrictos con ella y sus hermanos, además de no ser muy expresivos, todo lo contrario a ella.

El día llegó y fui invitado a una cena.

-Y dime John, qué pretendes con mi hija.- inquirió el señor Shevell sin dejar de cortar su carne.

- Yo espero hacerla felíz señor, quiero darle todo lo que ella merece y también cuidarla y apoyarla en todo lo que ella se proponga.- dije mirándola a los ojos, ella sonrió y bajó la  cabeza ruborizada.

Me había tragado las ganas de temblar y en cambio dije todo con seguridad,cosa que me sorprendió.

-Piensas hacer eso por mi hija, pero quiero asegurarme de que así sea.- Ahora era la señora Shevell quien me interrogaba. -¿Estudias o trabajas?

~Historias de John Deacon y tú~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora