Desperté, todo era borroso y el olor a alcohol estaba impregnado en mi naríz. Traté de ponerme de pie pero unas manos me detuvieron y volvieron a recostar sobre la pequeña camilla en la que estaba.
-¿Qué hora es? Debo ir con mis hijos.- pedí lentamente, no sabía cuánto tiempo había pasado, necesitaba ir a casa.
-Tranquilicese señora, en un momento una patrulla los llevará a usted y su esposo a casa.
Tardé varios minutos en poder enfocar la vista, hasta que pude y me encontré en un pequeño cuarto de enfermería, un policía estaba a mi lado con un algodón impregnado de alcohol, supongo que era para despertarme, en una esquina en unas sillas plásticas se encontraba aquel que había derrumbado parte de mi vida en sólo segundos.
John estaba sentado con la vista perdida en algún punto de la pared, se notaba un poco shockeado pues no hacía movimiento alguno.
-Por favor ya llevenme a casa.- rogué al oficial.
Me sentía devastada, pero por ahora lo que más me importaba era estar con mis hijos, tenerlos seguros entre mis brazos.
-Está bien, espere unos minutos. Iré por quien los lleve. Administramos algunos sedantes leves a su marido, no se encuentra bien y creo que necesitan buscar ayuda.
Dicho esto se retiró del cuarto, dejándonos a John y a mi solos. No dije nada, no quería decir nada, no quería romperme en llanto.
Miré al suelo y me abracé a mi misma tratando de consolarme, John no estaba en sus cabales y esto se pospondría.
Siempre escuché desde el comienzo de nuestra relación: "Son la pareja perfecta", la perfección no existe pero a su lado tenía lo más parecido. Los años de amor y fidelidad parecen ahora simples mentiras, no puedo creer como todos esos años vivimos con el engaño de 'Te amaré hasta la muerte', de mi parte fué y seguirá siendo cierta.
¿Fue en vano todo este amor? No, vivimos tiempos buenos, obtuvimos la experiencia de amar y concebimos por ello la gran familia que nos esperaba en casa.
- No quiero que me abandonen, no quiero. Sálvame.- alcancé oír a John, pues lo pronunció entre dientes.
Lucía tan frágil por los efectos sedantes, su inexpresión era dolorosa. Tal vez el ya no quería que nuestra vida juntos continuara, pero lamentablemente para él mi corazón siempre le pertenecería, un amor tan grande no era posible de olvidar.
Me puse de pie, respiré hondo y me incliné a su lado, tomé su barbilla y la alcé, el contacto visual lo hizo temblar levemente.
-John, ¿me entiendes?.
-Sí.- respondió levemente.
-Nunca voy a dejarte.No vamos a dejarte.- retracté.-Tienes una familia que te ama y espera ansiosa cada vez que sales de casa a tu regreso, ahora es momento de irnos y dejar que te reciban. Después hablaremos del resto.
No lo pude evitar y lo abrazé, lo hice como nunca antes lo había hecho, quizás sería el último y no quería olvidar como se sentía fundirnos en un simple abrazo. Se quedó quieto, me separé con una sonrisa amarga y le extendí la mano para ayudarlo a incorporarse.
Me envolvió el brazo en el suyo al estilo 'boda' para no perder el equilibrio.
En ese momento el oficial entró y nos llevó a una de las patrullas, le dí nuestra dirección y se puso en marcha. Mañana u otro día volvería por los autos, no eran algo que realmente importara ahora.
El camino a casa fue corto, bajamos del auto y entramos a nuestro hogar. La vecina estaba en la sala cuidando de los niños, al parecer nada relevante ocurrió. Se despidió y marchó sin hacer preguntas.
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~Historias de John Deacon y tú~
RomancePequeñas y largas historias donde John y tú son los protagonistas, ¿tienen una hermosa familia?, ¿hay una crisis?, ¿no pueden permanecer juntos?, ¿un noviazgo comienza?, son infinitas posibilidades así que entra y descúbrelas