~Historias de John Deacon y tú~

Un amor que nunca debió terminar (2/?)

*Un año y tres meses después/inicio del fin*

Te encontrabas en el departamento de John, una enorme sonrisa afloraba en tu rostro, pues apenas hacía unas horas habían consumado su amor a pesar de las protestas de John por esperar a ponerte una alianza en el dedo, sabías que no era necesario un aro para representar su unión.

Te habías levantado temprano para preparar el desayuno, unas tostadas con queso, sabías que lo enloquecían.

Acomodaste el desayuno en la mesa, dispuesta a ir por tu chico cuando el timbre resonó en el pequeño departamento.

Abriste y frente a tí se encontraba una hermosa rubia de encantadores ojos azules, ella te miró con sorpresa, ibas a preguntar que se le ofrecía cuando notaste que su mirada se iluminó al ver detrás de tí.

-¿Verónica?.-

John avanzó hacia ustedes perplejo, la chica entró empujándote levemente para lanzarse a los brazos de Deacon quien devolvió el gesto.

Te sentiste tan fuera de lugar, miraste al suelo sin saber que hacer, hasta que John notó tu incomodidad.

-Ella es (T/N) Scott.- te presentó a la bella dama, te sentiste un poco mal pues llevabas puesta una pijama rosada y pantuflas de conejos, mientras ella portaba un sensual y fresco vestido esmeralda. Además de molestarte el que te haya presentado como si de una amiga cualquiera se tratase.

-Un placer.- dijiste quedamente, tratando de sonar amable.

-Verónica Tetzlaff, exnovia de John.- respondió algo orgullosa, haciendo que una chispa de celos se encendiera en tí.

-Bueno, fue lindo conocerte, si me disculpan yo me retiro.- soltaste como si nada.

Fuiste al cuarto de John, tomaste tu bolso y solo te pusiste el largo abrigo con el que llegaste.

John permanecía estático en la entrada, los nervios parecían jugarle en contra.

Les diste una última mirada y saliste a la calle, sintiendo la fría brisa mañanera. Entonces te permitiste derramar varias lagrimas de enfado.

¿Cómo se atrevía a invitar a su exnovia, de la cual apenas sabías de su existencia, un día después de estar juntos?. Era un cínico, el enojo crecía, lo maldecías y a tí también por actuar como una niña ante la situación. Creíste que él era diferente.

-¡Cariño, espera!.-  escuchaste la agitada voz de John, quien parecía haber corrido una maratón.

Él fue hacia tí, tomando tu mano, notó tus lagrimas y no dudó en estrecharte en un abrazo. La culpa le llegó al darse cuenta de lo desconsiderado que fue ante la presencia de la rubia.

Te separaste inmediatamente de él en cuanto te recuperaste.

-¿Por qué no me contaste sobre ella, John?, creí que había confianza entre nosotros.-

El arrepentimiento en sus ojos te calmó un poco.

-No creí que fuera algo necesario, linda. Te juro que hace mucho no nos veíamos.- tu bajaste la mirada pero él tomó tu barbilla obligándolo a verte.- Tú eres mi presente y futuro, y eso es todo lo que importa.- sonrió, te encantaba verlo sonreir.

Ambos vieron como Verónica salía del departamente y se despedía un poco apenada para irse en un taxi. John quizo que fueran juntos a desayunar pero te excusaste con haber quedado con Rachel, tu compañera de cuarto.

En realidad fuiste a aquél local donde comenzó todo.

-Querida, sé que somos amigos pero déjame decirte que ya es medio día y sigues en esa fatal pijama.-