Un amor que nunca debió terminar (1/?)

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Diciembre /1972

Paseabas por la transitada avenida, personas pasaban topándose de golpe contigo debido a la nula atención que prestabas a tu andar.

-¡Muevete mujer!, por eso no deben salir de la cocina.- bufó un hombre al casi tropezar contigo.

En otros momentos hubieras atinado a darle una bofetada seguida de una intensa pelea verbal, pero ese no era el caso ahora.

Simplemente lo viste marchar y seguiste, te sentías tan rota y vacía, lagrimas amenazaban con salir al mínimo recuerdo.

Doblaste en una esquina, esta vez mirando por donde ibas, desearías no haberlo hecho.

Frente a tí, tomados de las manos se encontraban el eterno amor de tu vida y aquella que ahora ocupaba su corazón. John y Verónica.

Tus ojos se aguaron, él al verte decidió desviar su mirada a los ojos azules que le acompañaban.

Un sollozo salió de tu boca al momento en que aceleraste el paso, esto era demasiado para tu maltratado corazón.

Te parecía mentira, una cruel mentira, aún no asimilabas que tu relación hubiera caído al abismo en solo unos meses, ¿en qué habías fallado?.

Llegaste a tu departamento, solo al entrar corriste a protegerte de tus fantasmas a tu mullida cama. Ahí, presa de la desesperanza lloraste como nunca desgarrando cada pequeña fibra de tu ser.

-Yo t-te amo, p-por qué te fuiste de mi lado.- balbuceaste respirando pesadamente.

Querías gritar esperando la silenciosa respuesta que nunca llegaría.

Aún recordabas el momento exacto en el que sus vidas coincidieron, recordabas aún la melodía que sonaba en aquel local de ropa al que entraste por un vestido que te gustó.

(***)

Tomaste el hermoso vestido y entraste a ver más ropa.

-¿Puedo ayudarte en algo, querida?.- preguntó un joven al que supusiste era el dependiente.

Vestía algo extravagante, que junto a su amanerada manera de expresarse te agradó de inmediato.

-Claro.- sonreíste.- Quisiera probarme este vestido, es muy lindo.- pediste.

El chico, que se presentó como Freddie, te llevó a los probadores, que se encontraban al interior del local.

-Si necesitas una opinión sincera, aquí estaré.- te dijo marchándose con una sonrisa.

Te comenzaste a colocar aquel vestido, era de un color menta con figuras hippies en él, las mangas amplias que tenía te encantaron, pero al ponertelo batallaste y te miraste sonrojada al espejo al notar que era demasiado corto y ceñido para tí.

Quisiste retirártelo pero fue una tarea imposible, tus manos se quedaban a medias en la tela, sentías que no saldrías con vida de ahí.

-Freddie, ¿podrías ayudarme?.- preguntaste apenada, pero no recibiste respuesta alguna.

"Debe estar atendiendo la tienda" pensaste derrotada.

Te preparaste mentalmente y saliste, escuchaste lo que parecía ser un bajo y a Freddie felicitando a alguien más.

-Haz mejorado notablemente, creo que ya estamos listos para lo grande.- dijo con emoción el azabache.

-Emm, necesito de tu ayuda.- Dijiste al llegar frente a Freddie y otro chico que sostenía el instrumento hacia sí.

Lo que nunca pensaste fue encontrarte con los ojos más lindos que hubieras visto en tu vida.

El desconocido de ojos bonitos te miró con timídez y desvió la vista , al notar lo demasiado que remarcaba el vestido.

~Historias de John Deacon y tú~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora