Please come home...

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Suspiraste, tu mente estaba saturada, habías decidido salir a despejarte en tu apreciado jardín pero ni eso tuvo efecto alguno.

Dejaste de regar tus rosas y fuiste a la mesita de campo que tenías para apreciar tu trabajo, lentamente tu vista fue a tu dedo anular donde aún reposaban dos anillos, uno de compromiso y otro con un bonito zafiro.

-Mamá, tengo hambre.

Una dulce vocesita te sacó de tus pendamientos, frente  a tí estaba tu pequeño Alex cubierto de tierra mientras una adorable sonrisa adornaba su rosada cara.

Solo atinaste a reir y traerlo en un cálido abrazo que el pequeño aceptó con cariño.

Era idéntico a John, desde sus cálidos ojos grises hasta la manera en sonreir.

-Vamos adentro, cariño.

Mandaste a Alex a bañarse mientras le preparabas unas tostadas con queso y limonada, sus favoritas.

Sin quererlo, nuevamente comenzaste a divagar. Tus frustraciones aparecieron, aún no podías hacerte a la idea de su divorcio. Y todo porque tu lo querías así.

Desde el inicio de tu noviazgo con John en el setenta todo fue viento en popa, se habían conocido en la universidad a través de amigos.

La 'decadencia' llegó cuando Queen comenzó a hacer ruido un par de años después, la prensa vigilaba de cerca a los cuatro nuevas promesas del rock, y entre las tantas noticias y chismes surgió el romance que mantenías con Deacon. Debido a que nadie tenía idea de su larga historia, muchos comenzaban a tacharte de arribista, aseguraban que solo estabas en busca de la creciente fama del joven.

Esto te indignaba, pero no por tí, sino por John pues siempre se encargaban de mostrarlo como el triste engañado. Pese a esto no hubo problemas en su relación, pues John te amaba y confiaba en tí, tal y como tu hacías con él.

Lo verdadrramente preocupante comenzó a meses de contraer matrimonio, pues el compromiso de John con la banda era al parecer más importante. No tuvieron tu tan ansiada luna de miel pues debían hacer un tour en el setenta y tres.

Solo ppdían verse dos o tres meses al año debido a los recorridos del grupo, y cuando se quedaban el Londres tu esposo vivía basicamente en el estudio ante la creación de nuevo contenido.

En ese tiempo te hiciste buena amiga de Chrissie Mullen, la novia de Brian, quien pasaba por lo mismo que tú pero parecía afrontarlo mejor, esto te dió la esperanza de que el amor que sentías por Deaky podría ayudarte a sobrellevar eso, pues el te amaba y los detalles que tenía contigo cuando era libre te lo demostraban, era perfecto para tí.

A pesar de contar con pocos momentos para verse, los aprovecharon y más temprano que tarde supiste que esperabas un bebé, después de dos años de matrimonio.

Cuando eras una adolescente siempre soñaste con formar tu propia familia, y esto terminaba por hacerlo realidad, aunque pese a esto tuvieras que dedicar menos tiempo a tu preciada profesión.

Planeaste mil y un maneras de darle la noticia a tu amado Deaky, tal vez darle una caja con zapatitos o esperar al día del padre para decirle.

Pero nada es como se planea, una noche preparaste todo para darle la noticia al nuevo papá. Habías hecho una cena exquisita para degustarla en el balcón, donde entregarías un reciente ultrasonido que mostraba al fruto de su amor.

Ese día el llegó casi rondando la media noche, las bolsas debajo de su ojos y dedos lastimados eran consecuencia de su ajetreado día.

Intentaste llevarlo a cenar pero fue imposible, el solo quería dormir, y al parecer el estrés comenzaba a tener repercusiones en él. Pues no tardó en enfadarse ante tu insistencia, al grado de largarse a dormir al cuarto de huespedes.

~Historias de John Deacon y tú~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora